Capítulo 29

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1 año y 4 meses después.


Las olas se estrellan contra mis pies desnudos.

La puesta de sol es irreal. Una de las más bellas que he visto. Me arrepiento de no traer la libreta que ocupo en caso de tener alguna idea para escribir, pero temo estar atravesando un bloqueo. Desde que Lauren me dio la noticia de que Luna de Octubre tendrá una segunda impresión, me concentro lo suficiente para continuar entregando manuscritos a la editorial, aunque por fortuna, no es necesario volver a Chicago para hacerlo.

Tengo un año y unos cuantos meses viviendo en California, donde solo me dedico a escribir, hasta hace unos días. Desde mi llegada, he contado con la presencia de Blair y Thomas, que ahora viven en una bonita casa cerca de Fisherman's Wharf. Los veo muy a menudo: el pitido de mi celular me recuerda lo tarde que voy para reunirme con ellos. Negociaron conmigo para invitarme a cenar en su casa con el fin de celebrar mi cumpleaños número 44, aunque la palabra amenazar es más apropiada para describir el método de Blair. Ignorando el segundo pitido, salgo de la playa y envío un mensaje, diciendo que estaría en veinte minutos.

Fácilmente, tengo unas ocho llamadas pérdidas de Blair, dos mensajes de Thomas y cinco más de Elaine. Me extrañó. No es para tanto y ellos mejor que nadie conocen el caos que se desata en la ciudad. No tengo que abrirlos para ver la preocupación de los tres. Exagerados, pienso mientras bajaba del coche y me encamino a la casa de mis amigos.

Me detengo en seco cuando veo todo a oscuras. Maldición. Probablemente los mensajes eran para eso, para avisarme que no hay nadie en casa. Considero la opción de volver al coche pero pienso que lo mejor es esperar a que lleguen. Tal vez fueron por la cena. Estoy pensando en recriminarle a Blair el hecho de comprar comida y no cocinar como me había prometido, cuando saco la llave de respaldo que me dieron para entrar. Pensaba en esperarlos en la sala cuando la luz se enciende de la nada.

—¡Sorpresa! —gritaron muchas, muchas personas a la vez.

Me veo forzado a fingir una expresión de alegría para no ofender a mi mejor amiga, quien evidentemente se hizo cargo de organizarme una fiesta sorpresa. Lo curioso es que no reconozco a muchas personas que estaban en casa, aunque al parecer ellos sí. Sonrío de oreja a oreja sin sentir esa alegría emanar mi ser.

Elaine se acerca y me besa suavemente en los labios.

—Cariño, ¡estábamos preocupados! Temíamos empezar la fiesta sin ti. 

Me encojo de hombros.

—Como si eso fuera una tragedia —repongo sarcásticamente y le guiño un ojo—. Me da gusto verte aquí.

Y es en serio. Me dedica una sonrisa que deja lucir los adorables hoyelos que se forman en sus mejillas coloradas. Sus ojos color avellana muestran un brillo tan peculiar, que se me hizo muy familiar.

Ignorando que la tengo frente a mí, sacudo la cabeza para aniquilar esas ideas.

—Más te vale que seas honesto con el veredicto —intervino Blair, quien se acerca con dos copas de vino tinto, ofreciéndome una a mí. Blair cambió en el último año; se cortó el cabello hasta dejarlo apenas debajo del hombro. Adelgazó un poco más gracias a la rutina de ejercicio a la que se sometió, aunque en lo personal siempre vi a mi mejor amiga como una mujer hermosa. Es el tipo de mujer que no tiene que modificar nada, porque arruinaría su belleza.

—Sabes lo que pienso sobre las fiestas —modifica su sonrisa deslumbrante por una mueca retorcida. Alcé un dedo para calmarla—, pero me reconforta saber que tienes estos detalles conmigo, Blair. No sé cómo agradecerte tanto tiempo de amistad.

El amor que construimosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora