Capítulo 55

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Hola!

Ali viene con un cap que servirá como preámbulo para lo que se avecina. 

Sin más, a leer!

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«¿Estás seguro, cachorro?» inquirió Madre sin ocultar la preocupación y ansiedad de verlo decidido a realizar algo tan riesgoso.

Atsushi llevaba semanas dándole vueltas a una idea desde que olfateó el aroma de Shibusawa en las ropas de Natsume-san. No fue solo esa noche, sino en reiteradas ocasiones. Se percató de los intentos para ocultarlo, guardar el secreto a voces de que en Yokohama había aparecido un hombre peligroso. Por una parte se sintió conmovido por el intento de protección que tanto Natsume-san como Osamu habían puesto en marcha. Sin embargo, no se comparaba con el sentimiento de traición que lo embargó. ¿Tan frágil lucía para ellos? En realidad, él mismo sabía que lo era y comprendía las medidas que habían tomado para evitar que desapareciera, pero... ¿no era mejor ese destino a continuar aferrado a un tiempo prestado?

Fue durante esos pensamientos intrusivos cuando Madre lo tomó en brazos y le confesó una verdad que confirmó sus sospechas: «Shibusawa, el falso-dragón, está participando en una guerra humana, cachorro. Es un hecho que debe seguir su curso». Atsushi sopesó tales palabras por noches enteras. En este pasado desconocido, el recipiente de una habilidad mortífera, estaba destinado a derramar sangre por la ciudad y desaparecería para continuar su camino carmesí a lo largo del mundo hasta que cruzase caminos con Atsushi años después. Si la memoria no le fallaba, alrededor de quinientas vidas perecieron en la neblina maldita. Si Shibusawa cesaba de existir antes, las historias de esas víctimas no se verían cortadas, ¿verdad? Incluso, Yokohama no tendría que verse amenazada por su llegada y Dazai-san no tendría que aventurarse solo para salvar la ciudad.

Dazai-san. El mero recuerdo de su mentor estrujaba su corazón al rememorar cómo muchas personas dudaron de él; uno de ellos Akutagawa. Atsushi jamás dudó de la bondad de Dazai-san... Más que bondad, era confiar en su capacidad para hacer el bien. Tal vez el hombre lo pasaba por alto, pero Atsushi estaba seguro que debió serle agridulce que aquellos que estuvieron a su lado por más tiempo que el propio tigre, pusieron en tela de juicio sus intenciones. Aunque, si lo pensaba detenidamente, el hombre tendía a auto sabotearse con regularidad. Eras atraído por su carisma y actitud desenfadada para luego hacer lo posible por alejarte con acciones o palabras que desestimaban tu afecto hacia él. Una respuesta automática que, hasta ese momento, se dio cuenta que debió desarrollarla en su tiempo en la mafia, ya que, Osamu, aunque tendía a realizar lo mismo, lo sorprendió con su capacidad de formar lazos afectivos fuertes.

Dazai-san debió pasar por momentos difíciles en soledad y no halló otro remedio mas que distanciarse de las personas, convirtiendo a Sakunosuke-san en alguien único al grado de llevar su recuerdo por años y visitar su tumba ubicada debajo de un árbol frondoso.

Osamu, cuando amaba, lo hacía hasta la médula, con cada célula de su ser y de una manera implacable. Atsushi se preguntó si su Dazai-san se permitió querer a alguien más luego de la perdida de Sakunosuke-san. (¿Lo habría querido, en su tiempo, tan siquiera un poco?)

A sabiendas de la importancia del hombre amante del güisqui, Atsushi decidió hacer lo posible por mantener con vida al amigo entrañable de Osamu-Dazai-san.

De esta manera, una noche se sentó frente a frente con madre, dando inicio a una conversación complicada de llevar.

—Madre, tú sabes lo que quiero hacer —habló luego de pasar saliva con dificultad.

No me sueltes - [Dazatsu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora