Capítulo 86

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Hola!

Ali viene con un capítulo más!Esta vez de un POV que no sabían que necesitaban uwu

Sin más, a leer!

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De nueva cuenta estaba esa sensación de estar incompleto, como si le faltase la presencia de alguien en su familia, no..., grupo, sí, ¡grupo!

Yukichi bebió lo último de su té matutino. Los pensamientos un momento saltaban con un sentimentalismo aterrador, pues significaba que estaba comenzando a ver a los chicos bajo su mando como algo más que... que...

Suspiró en su oficina silenciosa, siempre silenciosa. La había acondicionado a lo más parecido a la habitaciones de su escuela de artes marciales. De esta manera lograba alejar los demonios del crimen que cometió años atrás; la orden que lo oblligó a manchar de rojo la hoja de su espada. Ranpo una vez pareció acertar y no había vuelto a tocar el tema. Yukichi estaba seguro que nadie más que el chiquillo problemático sabía de ello... Tal vez Natsume-sensei. En nada serviría lucubrar en suposiciones, en realidad, había un caso peculiar que un oficial le compartió: un joven irrumpió en la oficina meteorológica debido a un reporte incorrecto sobre el clima, lo cual «rompió con su agenda del día». A primera vista lucía como un caso nimio, por no decir absurdo, sin embargo, en el documento se describió la manera en la que el muchacho pudo ingresar sin que nadie pudiese detenerlo. De acuerdo con las cámaras de vigilancia y algunos testigos, el chico usó una pistola eléctrica para aturdir a los guardias que quisieron sacarlo y consiguió recrear un pase para cruzar las puertas que la requerían. En definitiva, se trataba de un muchacho con habilidad sobrenatural y Yukichi tuvo curiosidad de él.

El nombre escrito en el expediente era «Doppo Kunikida».

(Ignoró el entusiasmo que su habilidad le transmitió al leer el nombre. Parecía que esta conocía al chico siendo que Yukichi jamás había oído de él.)

De pronto, llamaron a su puerta.

—Adelante.

—Fukuzawa-sensei, su taxi ya está aquí —anunció Yosano-kun desde el umbral con su broche metálico con forma de mariposa.

Yukichi asintió, se puso de pie y procedió a abandonar las oficinas de la Agencia de Detectives Armados. Dicha agencia estaba conformada por Ranpo, de veintiún años, Yosano-kun, de veinte, y un par de empleadas más. Las oficinas se encontraban localizadas en el cuarto piso de un edificio con fachada de ladrillo rojo y un café en la planta baja. Tenía un aproximado de seis años desde que se instalaron, luego de un año en los que él y Ranpo vivieron en su departamento y la «oficina» era una habitación adicional. A pesar de todo, Yukichi estaba orgulloso del progreso y que un tiempo atrás consiguieron que el gobierno les expidiera el Permiso Comercial Calificado, lo cual disparó aún más la demanda. Ranpo era el que mantenía a flote el negocio y Yosano-kun había conseguido realizar prácticas en hospitales, además de que un médico conocido de Yukichi se volvió un mentor para ella. No obstante, la chica era ahora quien acompañaba a Ranpo a los casos, dándole un respiro a Yukichi. Al fin alguien más lidiaba con el muchacho inteligente e infantil, permitiéndole moverse o realizar otras actividades que no implicasen estar detrás de un joven que veía a todos como unos idiotas.

Tomó el taxi para ir a la dirección que el joven genio amante de los dulces había dado como el escondite del «criminal» o, mejor dicho, idealista que estaba investigando. Uno de los testigos citó una frase en la que el muchacho mencionó la palabra «ideal» con una determinación y fervor que dejó sin habla a los presentes.

No me sueltes - [Dazatsu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora