Capítulo 33

156 16 1
                                    

Hola!

Aquí un cap más muajaja uwu

Sin más, a leer!

~°*†*°~+~°*†*°~

No había podido dormir. Tenía entre sus brazos a Atsushi, pero aun así no logró conciliar el sueño. «Perdí dos años. Olvidé dos años, Osamu. Tengo miedo. No quiero olvidar. No quiero morir» fueron las palabras que lo atormentaron por horas. Y a esto se le sumó la conversación que tuvo con Chuuya mientras esperaban a Atsushi afuera del departamento.

Los dos se habían recargado en la pared contraria a la puerta de donde se colaba la luz por debajo de ella.

—El jefe me dijo que ocultabas algo —había murmurado Chuuya sin mirarlo.

Osamu lo miró por el rabillo del ojo. Ah, así que Mori-san sospechaba de él.

—Desde hace dos meses estoy observándote, Dazai —continuó el pelirrojo herido—. Para ser un listillo, tienes varios huecos.

Por lo visto era así, pero no iba a admitirlo; no abiertamente con Chuuya.

—No le has dicho de este lugar —comentó al razonar que, de haber tenido conocimiento de este edificio, Mori-san habría movido sus piezas. En especial por ese afán de volverlo su mano derecha y, por qué no, posible sucesor.

Chuuya bufó.

—Decirle qué. ¿Que visitas un edificio abandonado por capricho? Hasta a mí me suena aburrido, pero esperado de tu parte.

—¿Por qué lo dices?

Osamu lo vio encogerse de hombros y hacer una mueca de dolor.

—Eres Dazai. Eso es más que suficiente explicación.

—¿Qué quieres a cambio de tu silencio, Chuuya? ¿Que sea tu perro?

El otro sonrió divertido.

—Así que ese es demasiado importante para el demonio, ¿eh?

Más que importante. Atsushi era su Luna, su razón para vivir.

—Aún no puedo soportar ver tu cara —explicó Chuuya en un hilo de voz—. No sé si algún día pueda perdonarte lo que hiciste, pero... Él no pertenece a la oscuridad.

Osamu se atrevió a sonreír ligeramente.

—Es porque proviene de la luz.

—¿Lo sedujiste?

«Él me sedujo» pensó mientras una risilla escapaba de su garganta.

—Agh, ¿al menos sabe que te acuestas con esposas insatisfechas? —cuestionó Chuuya con gesto de asco.

—Sobre eso...

—No digas nada. No quiero saber lo que haces con ellas o... él.

Se tragó la risa que amenazaba con salir.

Chuuya suspiró.

—No lo secuestraste, ¿verdad?

—Está aquí por su propia voluntad, Chuuya.

—Al menos eres un bastardo decente con él, ¿eh?

Osamu se encogió de hombros.

—¿Y bien? ¿Qué harás con esto, enano? —inquirió con seriedad—. Mori-san podrá parecer humano, pero...

—Pasado mañana daré el reporte de mi investigación. —Chuuya giró el rostro, Osamu lo imitó para así verse cara a cara—. Hasta entonces lo sabrás.

No me sueltes - [Dazatsu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora