Capítulo 44

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Hola!!!

Ali viene con un cap más muajajaja

Agradezco a mi beta por continuar corrigiéndome uwu 

Sin más, a leer!

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Un grito desgarrador la alertó, encaminándola a esa puerta oculta. De nuevo estaba enfrente de las hojas de jade; las mismas en las cuales cada una tenía grabado un tigre fiero (una representación de ambas Byakko que luchaban por continuar coexistiendo). Cuando llegaron a este tiempo, de entre los cambios ocurridos, además de la maldición impuesta en Atsushi, el alma de Byakko entró en resonancia con la de su contraparte alojada en el cachorro encerrado en el orfanato. Los días que ocupó el lugar de Atsushi y convivió con Osamu, hizo lo posible por encontrar la armonía entre ambas. Como resultado a su esfuerzo fue la materialización de la puerta, una conexión directa con su otra yo. Ahora, detrás de ella se oían los alaridos propios de un infante de doce años recién cumplidos. Escucharlos por segunda vez era como enterrarse un puñal en el corazón. Su instinto imploraba por empujar las hojas pesadas e ir al rescate de su cachorro al que estaban forzando el despertar de su habilidad.

Por aquel tiempo, había ido dosificando el flujo de energía para formar un vínculo estable con su hijo. El proceso había sido más lento de lo esperado por los constantes abusos infligidos en el pequeño, tornándolo inestable y demasiado frágil. En doce años apenas había conseguido manifestar la regeneración, pues no quería perderlo tan joven.

Hubo tantos momentos en los que quiso emerger y castigar a esos humanos sin corazón, pero tuvo que contenerse por el bien de su séptimo cachorro, el séptimo recipiente que terminó bajo el cuidado de personajes supersticiosos (¿Por qué Él no había ido por Atsushi?). «Tiene un aspecto abominable» había dicho el padre humano de la criatura, pasándole el bulto tierno a un cuidador de rostro rígido y desinterés gélido. Byakko, por enésima vez, era espectadora del desprecio de los mortales por sus hijos. «Es albino, tiene ojos repugnantes y lo que parece ser pelaje de tigre —espetó el hombre a una cansada mujer que había parido al retoño por el que tanto se esforzó en cargar por nueve meses—. ¡Bruja! ¡Maldita seas por darme un bastardo demoniaco!» fueron las palabras del amante iracundo que se cobró la vida de la mujer que supuestamente amaba.

Un cachorro más era despreciado y Byakko no pudo hacer nada más que observar todo desde su palacio. Rabió las veces que su hijo era abofeteado o menospreciado. Rugió al escuchar las palabras mordaces, las humillaciones y las maldiciones siendo dirigidas a su lindo retoño. Escuchó el crujir de huesos frágiles, de carne tierna siendo abierta por clavos o fuetes, de las súplicas de su niño y los gimoteos débiles cuando el infante llegaba a su límite.

Tantas injusticias pasaron frente a sus ojos sin que ella pudiera hacer algo.

La gota que derramó el vaso fue ese Shibusawa. Una semilla blasfema que brotó como una mofa a ella, a la compasiva Diosa de la Luna. Draconia corría por las venas de ese hombre albino; una burla a su apariencia. Era la creación insultante que cada cierto tiempo pisaba tierras mortales por el placer de hacerla rabiar, de enfrentarla como si él fuera su igual cuando ni siquiera se trataba de Rashomon, el verdadero dragón. Los portadores de Draconia, el falso-dragón, tendían a ser desalmados, de ambiciones absurdas, de deseos insulsos, de aburrimiento perene.

Tatsuhiko Shibusawa no era diferente a cualquiera de sus predecesores.

«El director no comprende tu poder. Es muy raro, a nivel mundial. Es el único poder que suscita envidias entre todos los demás dotados. Pero como eres tan joven, puede que tu poder esté oculto muy dentro de ti. Ni siquiera puedo sacarlo con mi niebla. Por eso... Vamos, ¡sorpréndeme!» palabras propias de un fruto podrido; de una manzana corrompida. Tatsuhiko no solo obligó a que la energía divina de Byakko se abriera paso en el cuerpo electrocutado del cachorro, forzándolo a transformarse antes de tiempo; lo cual generaría una brecha entre ambos, recipiente y diosa, hasta que ellos estuvieran bajo la influencia de «Todos los hombres son iguales» de Fukuzawa.

Aún tenía fresca la memoria del momento en que sus garras cortaron no solo al sucesor de Draconia, sino a esta. Sin embargo, el falso-dragón logró mantenerse con vida sacrificando los recuerdos de su portador y la vida de este, reconstruyéndole un cuerpo que oscilaba entre la vida y la muerte.

Byakko escuchó el sonido de un seguro retirado. Su versión de esta época había seguido el mismo rumbo: dio la primera muerte a Draconia. Esta era la señal para empujar las hojas de jade. Al otro lado se encontraba ella, de rodillas en la negrura que las rodeaba. Dos pares de ojos idénticos se encontraron.

—Esperaste a que se cumpliera esto —habló su otra yo con voz temblorosa por el esfuerzo titánico que estaba haciendo para mantener con vida al cachorro.

—En realidad, no había intención de cruzar la puerta de mi parte —replicó Byakko con solemnidad.

—¿«Pero»?

—Pero me temo que no hay otra opción.

Su otra yo asintió y dijo:

—¿Me dirás lo que está ocurriendo con nuestro cachorro?

Byakko procedió a narrar los hechos como si estos no afectasen la vida de Atsushi. Habló de Osamu (ambas versiones), quién fue su padre y la razón de por qué este no fue por su cachorro cuando nació (se abstuvo de mencionar las lágrimas que brotaron de ojos como los suyos); de sucesos que ocurrieron en un futuro que estaba reescribiéndose; de la maldición que cargaba Atsushi y su destino. Reveló la medida de contención para alargar la vida de su hijo, así como lo dicho por Bakeneko. Confió en esta versión suya porque...

—Planeas transferirnos la maldición —concluyó su otra yo impasible.

—Así es. No será pronto, pero, de acuerdo con lo que Bakeneko dijo, Draconia volverá a aparecer en la ciudad. Atsushi quiere detener al falso-dragón, le pidió al yokai que lo mantuviera informado de cualquier movimiento sospechoso de este.

—¿Crees que Bakeneko diga algo?

—Está la posibilidad de que no, por el cariño que siente hacia nuestro hijo, mas, Atsushi no se quedará de brazos cruzados si comienza a sospechar que algo está ocurriendo y nadie se lo dice.

—Nuestro hijo es demasiado noble y protector.

—Lo sé, por ello he venido a solicitarte una cosa.

—¿El qué?

—Crea un ala nueva con veinte habitaciones vacías. —La vio fruncir el entrecejo—. Cuando sea el momento te daré todos los recuerdos de nuestro hijo.

—¿Qué ocurrirá con nosotras? —inquirió su otra yo con aprehensión,

—No hay porqué alarmarse, puesto que en ti no caerá la maldición. Yo me encadenaré y cerraré la puerta para que no te alcance.

Se vio a sí misma ponerse de pie tambaleante, irguiéndose y el rostro en alto.

—Protegeré a nuestros hijos —prometió la Byakko aún débil.

—Lo sé, pues tú eres yo y yo soy tú. Sé de lo que somos capaces por nuestros cachorros.

La faz rígida de la otra Byakko se suavizó al murmurar:

—Dejarás desamparado a uno de ellos, para protegerlo.

—Soy consciente del precio que se pagará por esta acción, pero mi objetivo es cumplir con un deseo que el Libro grabó en sí mismo.

—¿«Deseo»?

Byakko asintió antes de explicar:

—Mencioné a Sakunosuke Oda, la incógnita de por qué Atsushi no perdió memorias como en el caso del contenedor de Arahabaki. —Inhaló y continuó—: Indagué en la conexión que el Libro generó con Atsushi y este me respondió con una revelación propia de un hombre con deseos de amar.

—¿Cuál fue?

—Osamu Dazai de veintidós primaveras deseó un mundo en el que Odasaku y Atsushi vivieran.

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¿Y bien? ¿Qué opinan? ¿Se esperaban esta revelación?

Ahora sabemos la razón por la que Atsushi no perdió memorias al conocer a Odasaku OwO

Muchas gracias por leer!

Espero les haya gustado!

Nos leemos~

Cuídense~

AliPon~*~*

No me sueltes - [Dazatsu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora