Capítulo 30

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Ali volvió con otro cap uwu

Muchas gracias a mi beta por su apoyo!

Aquí el POV de un personaje adicional uwu

Sin más, a leer!

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Rintaro tenía una afición secreta y pequeña. Sus ojos púrpuras observaban con atención la figura de un muchachito en crecimiento de hebras chocolate y una inclinación interesante a terminar con su vida. Era fascinante ser partícipe en los procesos de extracción, corte, talla y pulido de un diamante en bruto. Y más cuando este se resistía al cortado; el tercer paso de cinco.

Osamu Dazai era una piedra preciosa con una voluntad admirable. Cada cierto tiempo lo desafiaba, lo miraba con frialdad y agresividad contenida. En ocasiones reía en privado al rememorar interacciones que revelaban el verdadero sentir del adolescente. En especial cuando lo retenía de sus escapadas esporádicas y en fechas de lo más... curiosas. El único ojo visible enardecía en el momento que Rintaro tiraba de la correa, encadenándolo a permanecer en la oscuridad por más tiempo y verlo agonizar, casi perder la cordura a medida que el segundero se movía. Una vez lo veía cerca del precipicio, aflojaba el agarre y lo dejaba ir a ese lugar aún desconocido; al que, por más que enviaba sabuesos detrás del chico, este los perdía con presteza dejándolos sin una pista de su madriguera.

Dazai-kun estaba escondiendo algo. Podía olfatear el aroma jugoso de que era importante, al grado de imaginarse al castaño gruñéndole amenazante mientras cubría con su cuerpo aquello que había encendido la llama de la vida. Sí, Dazai-kun ya no deseaba la muerte, él perseguía la vida y se aferraba a ella con uñas y dientes.

Entre más intentaba ocultarlo, más lo deseaba. Rintaro salivaba por conocer el posible punto débil de su diamante en bruto. Le urgía saberlo para cortarlo de tajo. Si bien el niño había resultado un activo casi invaluable, esa chispa de vida lo frenaba. Por más que Rintaro le susurraba al oído, Dazai-kun se alejaba más de él.

Aunque, debía admitir, que este juego del gato y el ratón había afilado los sentidos y la suspicacia del chico. En algún lado escuchó que una persona que tenía algo que proteger se volvía más fiera, más fuerte, más impresionante. Sintió curiosidad de comprobar esta hipótesis y que el resultado lo sorprendiese. De momento estaba satisfecho con los cortes que estaba teniendo el diamante, aunque no fuera suyos. Sobre todo, con la aparición de Chuuya-kun y la adición de Oda-kun. Ambos fueron capaces de elevar la belleza oculta de Dazai-kun. El primero lo motivó a entrenar duro, mover el cuchillo con fluidez, manejar las armas de fuego como una extremidad más, y resistir por más tiempo combates de cuerpo a cuerpo. La complexión delgada y descuidada, poco a poco comenzó a ganar musculatura y afinar las facciones atractivas. Aún le causaba gracia la reputación de mujeriego que el mismo Dazai-kun creó. Se comportaba promiscuo, coqueto y encantador. Las mujeres caían ante sus palabras acarameladas y el carisma atrayente. Observó desde la lejanía cómo hechizaba a las féminas con unas cuantas frases y gestos, pero sabía a la perfección que había un engaño en ese actuar. El niño dejaba migajas que Rintaro examinaba con detenimiento.

Dazai-kun en realidad no tenía interés en las mujeres por más que lo pregonase.

No.

Tenía que ver con ese secreto, podía asegurarlo.

Al principio creyó que se trataba de Oda-kun, pues no todos los días escuchaba a Dazai-kun elogiar (a su manera) a alguien. «Lo que ves es lo que hay» le había dicho una noche en la que surgió la plática alrededor de su secuestro por esos expolicías. Rintaro percibió que el hombre de rostro estoico y ojos azules oscuros era una adición reciente al portafolio de relaciones que Dazai-kun tenía. Por lo mismo, lo colocó como una posibilidad mas no lo descartó. Ellos eran amigos; tanto como el mundo de la oscuridad lo permitía. Sin embargo, no se trataba de una relación capaz de erizar el pelaje al castaño.

No me sueltes - [Dazatsu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora