Capítulo 73

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Hola!

Verán, Ali gusta del dolor PERO en este fic dura poquito... creo ;u;

A leer!

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Faltaban pocas horas para que finalizase el cinco de mayo, el cumpleaños vigésimo primero de Atsushi, y él estaba callado, a puerta cerrada en la habitación que antes ocupó para su rehabilitación y había sido condicionada para guardar las ropas de Atsuko; además de un pequeño tocador donde guardaba las gargantillas, las cuales observaba con detenimiento, sopesando qué hacer con ellas o qué significarlo darles después de lo que vio antes de llegar a casa.

La imagen de Osamu-san con una mujer atractiva colgada de su brazo se repetía en bucle. No entendía el cosquilleo incómodo en el estómago que sintió a partir de ese momento. El mero recuerdo arrugaba su entrecejo, juntando sus cejas mientras su labios se apretaban en una línea fina. ¿Por qué el disgusto? Se miró en el espejo completo que había al lado del tocador. A la luz de la lámpara de pie moderna, se miró en el reflejo: una camisa azul marino con rayas finas de un tono más claro, puños y cuello blancos, en conjunto con unos pantalones cortos grises ceñidos a la cintura con tres botones y un par de triángulos imitando las orejas de gato al inicio de dos tirantes que se cruzaban por la espalda, y el toque femenino de unas medias de media pierna, además del cabello atado en una trenza gruesa que caía por el hombro derecho y finalizaba con un moño blanco. Debajo del cuello había una gargantilla de plata.

Atsushi sabía que era hombre, aunque su rostro andrógino, la persistente delgadez y sus cabellos largos, lograsen engañar los ojos de los que se guiaban por las apariencias, él era un hombre. No obstante, un pensamiento intrusivo susurró a su oído: «A Osamu ahora le gustan las mujeres, perdió el interés en ti». Esto tan solo aumentó su desespero por comprender qué estaba sintiendo, qué nacía de él y no del otro Atsushi que escribió en el diario, pues sabía que ese chico murió el día que perdió las memorias. No había manera humanamente posible para convertirlo en esa versión que el castaño siempre miró.

«Si fuera mujer, ¿me amaría de nuevo?»

Horrorizado por lo que le fue susurrado con su propia voz, apartó la mirada del espejo. Sus manos se apresuraron en deshacerse la trenza, convirtiendo sus hebras sedosas en un nido de pájaros. De pronto, le costó respirar al mismo tiempo que su corazón palpitaba cual tambor a un tempo enloquecedor.

Estaba cayendo en la locura de no saber si él era suficiente para su tío, para Osamu, para Odasaku-san. Ellos habían creado recuerdos con ese Atsushi de letra perfecta, de corazón noble y puro, que sabía quién era en este mundo, que era amado sin condición... ¿Aún lo amaban a pesar de lo incompleto que estaba? ¿A pesar de tener que fingir ser una mujer para seguir viviendo? ¿Atsushi estaba dispuesto a vivir de esta manera, siendo una mujer en la calle y un hombre en casa? Las farsas tienen expiración, esta ilusión elaborada, algún día, se esfumaría y... ¿qué le quedaría a Atsushi? ¿Quién sería él realmente?

¡¿Quién era él?!

Las rodillas le dolieron por dejarse caer al suelo, las palmas cubriéndole el rostro estaban húmedas por ríos infinitos de lágrimas. Estaba tan confundido, se sentía tan solo en ese mundo, ¿por qué sobrevivió al accidente? Se habría ahorrado todo este dolor y agobio si hubiera muerto junto a su madre.

¿Cómo lo habría reconfortado mamá? Si se abrazaba a sí mismo y cerraba sus ojos, podría imaginar a una figura cálida, sin rostro, pero lo más cercano a lo que ella pudo ser, a la mujer que se sacrificó por él.

No me sueltes - [Dazatsu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora