Capítulo 62

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Hola!

Este capítulo en particular, lo escribí luego de haber leído "No longer human" y déjenme decirles que se me quedó un poco de la narrativa jejeje 

Espero les guste!

A leer!

~°*†*°~+~°*†*°~

Odasaku estaba incómodo por ser espectador de una situación por demás lamentable. De cierta manera él estaba inmiscuido y a la vez no. Estaban de vuelta en su casa, donde un Atsushi inconsciente descansaba sobre sábanas manchadas de sangre, mientras Natsume y Dazai tenían una discusión que sonaba más a un juicio. «Apartó la vista del tigre» fue la frase con la que el candidato a Ejecutivo saludó al hombre-gato.

Odasaku jamás había visto a Dazai furioso. No era la clase de enojo que iniciaba como una bomba contra reloj, ni tampoco se asemejaba a la ira visceral humana a la que tanto estuvo acostumbrado. En un rostro bien parecido no había expresión que revelase la tormenta que había en el adolescente, por el contrario, estaba en blanco. En un blanco inquietante, como el evocado por un muñeco de porcelana. Parecía inerte, desprovisto de humanidad. Sin embargo, era innegable el hecho de que Dazai estaba furioso. Su ojo visible había adquirido una oscuridad rojiza, apabullante y gélida. Eso era. Dazai tenía una furia gélida. Monstruosamente gélida.

Lo desapasionado de su enojo se expresó en un frío invernal que los hizo temblar en cuanto se adentró a la casa. Cual criatura espectral, permaneció delante de la puerta cerrada, dando a entender que no había escapatoria, que él era el que dictaba quien salía con vida y quien se quedaba para su castigo. Odasaku pensó que esta ya no era su casa, en una noche pasó a convertirse en una celda o lo más cercano a un calabozo.

Tal vez debía mudarse.

Observó cómo Dazai apartaba su mirada intimidante y la dirigía a la figura de Atsushi. Fue ahí donde ese rostro de muñeca adquirió color y vida, aunque frágil. En exceso frágil. A paso lento, con el manto de la mafia sobre sus hombros, el chico se acercó a la cama donde el chico de naturaleza amable estaba acostado. La niña de habilidad curativa había dicho que estaba respirando, pero que no parecía que fuera a despertar pronto; lo cual los alarmó. ¿Por qué Atsushi no despertaría?

—Sensei —dijo Dazai sin mirar al hombre—, ¿qué le sucedió a Atsushi?

El tono empleado no daba indicio alguno del sentir de Dazai y a la vez era advertencia suficiente para oprimir el ambiente.

—Se enfrentó a Shibusawa —replicó el escritor de los libros favoritos de Odasaku—. Por la falta de niebla supongo que cumplió su cometido de vencerlo. Aun así resultó herido. Se estaba desangrando y lo llevé con un conocido para que lo sanase. Pero, a pesar curarlo, no parece que Atsushi despierte pronto.

—¿Por la maldición?

—Tiene relación, pero no es seguro.

A lo largo de su vida jamás había visto espectros que lugareños o supersticiosos aseguraban que existían. Los únicos fantasmas que había en la tierra eran los que plagaban las pesadillas. No había manera de que fueran reales... o eso pensó hasta que Dazai se giró ligeramente. Más que espectro o fantasma, su amigo era la representación perfecta de ente demoníaco. Las ropas negras y las vendas tan solo acentuaban su silueta amenazante. La luz irrisoria del único foco funcional ni siquiera lograba iluminarlo, era como si él mismo la repeliera.

Definitivamente haría lo posible por jamás encolerizar a su amigo.

—Explíquese —exigió el castaño. La autoridad vertida en la palabra.

No me sueltes - [Dazatsu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora