Capítulo 106

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Osamu estaba caminando por el único pasillo que tenía como destino la oficina de Mori-san. Odasaku se había adelantado al escondite donde aguardaba Mimic, mientras él se adentraba, por última vez, al cuartel general de la Port Mafia. Desde que comenzó el caos de Ango y los fantasmas extranjeros, había una sensación asquerosa que no cesaba en irritarlo. La repentina llegada de exmilitares a tierras niponas no solo le supo amargo, también se interponía con el recordatorio constante del tiempo que le quedaba a Atsushi en el mundo. Que Odasaku fuera solicitado por Mori-san para llevar el caso trajo a él la memoria de las palabras de esa versión suya, llamada Bestia: «Está relacionado con Odasaku». Entonces el líder de la mafia tuvo una reunión secreta con la División Especial de Poderes Inusuales al mismo tiempo que los soldados de Mimic se movilizaban...

Tenía la corazonada de lo que estaba ocurriendo y eso lo enfadaba aún más.

Al llegar a la puerta de la oficina los guardias le bloquearon el paso. Sin mirarlos a la cara ordenó:

—Apártense.

Intimidados, los hombres hicieron lo pedido y Osamu abrió las puertas para irrumpir en la estancia. Ahí, sentado en un sillón individual, con una mesa para té y admirando el atardecer de Yokohama, estaba Mori-san.

—Vaya, Dazai-kun. Es inusual que vengas aquí por voluntad propia. Permíteme mandar a traer té. Hace poco llegaron hojas de té de alta calidad provenientes del norte de Europa. Si vacías este té sobre un pan de vapor hace que su saber sea...

—Mori-san —interrumpió Osamu harto de escuchar al hombre—, sabe la razón por la que estoy aquí, ¿no es así?

El exmédico le sostuvo la mirada mientras sonreía autosuficiente.

—Es correcto, Dazai-kun. Es urgente, ¿cierto?

—Lo es.

—En ese caso, sea lo que desees hacer, tienes mi aprobación. Confío en cualquier plan que tenga el genio de Dazai-kun. Siempre has contribuido enormemente en los proyectos tanto míos como de la Port Mafia. Espero que hagas lo mismo hoy.

Eran demasiados elogios los que Mori-san estaba dando. Osamu sabía a la perfección que era una trampa más, una manera de recordarle a quién servía y lo que había hecho. Esto significaba que deseaba desestabilizarlo y obligarlo a decir lo que quería. Bien, optaría por una desviación.

—Solicito permiso para organizar un equipo pequeño de dotados de nivel ejecutivo para atacar los cuarteles de Mimic y rescatar a Odasaku.

Si el hombre que ahora lo miraba con seguridad arrogante sabía a la perfección lo que estaba ocurriendo, lo haría notar en su próxima respuesta.

—Fantástico. —Asintió Mori-san—. Hay veces en las que revelar tus verdaderas intenciones primero puede convertirse en una herramienta de negociación. Muy bien. Tienes mi permiso. No obstante, ¿podrías decirme por qué?

Así que no estaba al tanto del rescate de los niños. Mori-san estaba seguro de que todas sus fichas se movían tal como deseaba o había predicho. La corazonada de Osamu estaba cobrando mayor fuerza. De cualquier manera, continuaría con esta desviación.

—Odasaku se encuentra tanteando terreno enemigo y sus fuerzas... solo. —Fingió controlar sus emociones y prosiguió—: Envié un equipo de emergencia, pero no son suficientes. A este paso, perderemos a un valioso activo con habilidad.

—Pero es un miembro de menor rango —refutó Mori-san—. Claro, es un querido aliado nuestro, pero ¿es de sumo valor como para enviar un equipo de dotados de nivel ejecutivo a salvarlo?

No me sueltes - [Dazatsu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora