Capítulo 38

112 13 1
                                    

Holaaa!

Ali viene con un capítulo pesado y con varios superíndices que tendrán una mejor explicación en las notas finales. En el mismo texto traté de darles la información necesaria para hacer comprensible lo ocurrido. 

Espero no suelten mi manito y me sigan, que nos adentramos a un lore un tanto denso, va?

Sin más, a leer!

~°*†*°~+~°*†*°~

Esta era la quinta habitación de memorias cristalizada. Byakko debía avisarle a Atsushi para que él pudiera escribir los recuerdos relevantes en el diario. Suspiró al deslizar la puerta de madera y así cerrar la habitación.

Se encaminó a la sala principal para observar lo que estaba haciendo Atsushi. Llevaban un mes sin ver a Osamu ni saber de él. A lo largo de las semanas estuvo monitoreando la maldición y, por fortuna, no se había acelerado su avance. Aun así, debían estar alertas, pues la información dada por Bakeneko y la petición que hizo ese día la había angustiado.

Bakeneko y ella se habían encerrado en una de las habitaciones amplias del ala que pertenecía a Byakko. El lugar era elegante, propio de la realeza humana y lo común en el mundo inmortal. Había una ventana que daba a los jardines traseros del castillo, así como una vista privilegiada de la conexión entre Atsushi y el Libro. Bakeneko estaba sentado en seiza[1] sobre el zabuton [2] que había en el otro extremo de la mesa que los separaba. Byakko percibió la intranquilidad en el yokai siempre altanero.

«Pues, bien, Bakeneko, ¿qué es eso que deseas decirme a espaldas de Atsushi?» habló ella para romper el silencio.

«Mi señora, le aseguro que es por el bien del muchacho» aseguró él con seriedad y la voz menos humana, más apegada a su naturaleza como yokai.

Byakko sabía del afecto que él tenía hacia su cachorro. Era notorio por el poco avance de la maldición y la preocupación disfrazada de petulancia. Su aura altanera y desafiante daba una mala impresión a quien lo viese... Oh, hablando del aura.

«Has perdido poder, amigo mío» señaló ella ladeando la cabeza ligeramente.

«Amaterasu pidió como pago una de mis colas para usar su estúpida katana» reveló Bakeneko con el disgusto dibujado en el rostro.

Aún había rencor hacia la Diosa del Sol.

«¿Por qué pidió algo tan valioso para los de tu clase por el uso de la Shinto Amenogozen?» inquirió Byakko indignada de tal pago deleznable.

«Al humor retorcido no debe buscarse una explicación, mi señora. Lo hecho, hecho está y estoy bien con esto.»

«Si estás seguro de ello, confiaré en tus palabras, amigo mío.»

«No debe dudar de ello, Byakko-sama. A cambio de mis conocimientos y poder, obtuve el saber del pasado original

Fue así como Bakeneko se dispuso a relatar los ocho años desconocidos para Atsushi y ella. En gran parte de los eventos, Osamu participaba en mayor o menor medida. Supo de la soledad que vivió, de la crueldad que presenció y de la que fue partícipe. El jefe de la Port Mafia influyó en la psique del cachorro de bestia descarriado. Lo dejó a la deriva e incluso ideó un plan para arrebatarle lo único bueno que tuvo en el infierno donde decidió vivir. Oda Sakunosuke murió en sus brazos y Ango resultó un traidor. Byakko entendió un poco más al Osamu Dazai de la Agencia. Halló significado a las miradas en el horizonte fuera del alcance de cualquiera. Comprendió la barrera que colocaba hacia las personas, un intento desesperado de no crear un lazo afectivo, aunque él mismo se apegaba a ellas.

No me sueltes - [Dazatsu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora