Capítulo 27

152 17 1
                                    

Ali ha vueltoooo!

Aquí un capítulo más de la historia OwO

Muchas gracias a mi beta por su esfuerzo de corregirme ;u; *lanza corazones de colores*

Sin más qué decir, a leer!

~°*†*°~+~°*†*°~

Debió prever que esto sucedería. Páginas del Libro se llenaron mientras estuvo en su viaje al templo de Amaterasu. Al principio vaciló de hojearlo y encontrarse con pasajes íntimos (las descripciones de la última vez no dejaron nada a la imaginación). ¿Qué había hecho Atsushi en su ausencia esta vez?

Suspiró desde lo más profundo de su ser al finalizar la conversación que hubo con Dazai en Navidad. Pasó de largo los párrafos con tintes lascivos y leyó todos y cada uno de los diálogos. Ni qué decir de la conversación que Byakko tuvo con Atsushi. Era la segunda vez que el Libro plasmaba lo ocurrido en ese palacio mental. La Luna debía saber a la perfección que él lo leería, pues no solo se estaba confesando a su hijo sino a Bakeneko. Ella reveló el plan de contención para mantener a su «cachorro» con vida por más tiempo y evidenciar parte del funcionamiento del Libro.

Sabiendo esto, Soseki concluyó que para detener a Fyodor, Fukuchi y Francis tendría que preparar el terreno para sus dos estudiantes tontos; haciéndolo de forma sutil para no afectar al chico de ojos tornasol.

Ah, Atsushi Nakajima era hijo de la Luna. Por sus venas corría la esencia divina de Byakko. Como en esos otros cachorros fallidos que Byakko otorgó por compasión a los humanos y que fallecieron a temprana edad.

Bakeneko recordaba a un dúo singular que deambuló por el mundo mortal. Byakko y un Shinigami paseaban por las noches conversando o en silencio. «Agradezco la compañía —había dicho una vez la Luna a su acompañante—, pero no quiero manchar tu reputación» fue una noche en la que la belleza inmortal de ella resplandecía por completo en medio de la oscuridad. Incluso para él, Byakko era sumamente hermosa, en especial con esos ojos dorados y el afecto que reflejaba en ellos. «No hay reputación que manchar, Luna Divina, pues mis humanos prefieren entregarse a mí cuando tú reinas los cielos» había replicado el Shinigami al cabo de segundos, sin vacilación. Ella sonrió enternecida y aceptó que el otro la siguiera. Fue así como ellos comenzaron a recorrer las tierras humanas cuando Amaterasu dormía. Mientras uno velaba por los seres frágiles y mortales, el otro los llevaba al más allá. Por siglos se los vio juntos, como una amistad sin precednetes, y Byakko no se percató de la influencia que tuvo en su fiel confidente; ni siquiera él, Bakeneko, lo supo de no ser por la Shinto Amenogozen.

Aunque eso lo dejaría para otro momento, pues primero tenía que lidiar con la pequeña bestia que estaba apuntándole con un arma en un callejón cercano al Lupin.

—Hola, Sensei —saludó el chiquillo de aura aplastante.

El único orbe visible estaba oscurecido por los mechones de cabello y el enojo. Soseki se mantuvo en calma a pesar de saber que la monstruosidad nacida de la combinación de un pedazo de Hiruko y un Shinigami, estaba amenazándole. Por lo visto la docilidad y afecto estaban reservados únicamente a Atsushi, el resto recibía la fría hostilidad.

—Tiempo sin vernos, Dazai —replicó Soseki tranquilo.

Dazai ladeó un poco la cabeza sin bajar el arma.

—En efecto, Sensei. —No pasó desapercibida la acidez en las palabras, casi un siseo—. Sabe cuál es la situación, ¿no es así?

—Perfectamente.

No me sueltes - [Dazatsu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora