CAPÍTULO 27

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Su mente estaba perdida en sus pensamientos, trayendo consigo aquel mal recuerdo.
No lograba escuchar nada. Estaba paralizada.
Y por más que la castaña le hablara para tener su atención después de notarla perdida en el tiempo, pero no reaccionaba...

Becky: Amor, (toma su rostro para que la mire) ¿todo bien?

Freen: Si, si... Todo bien.
Debo irme. Mañana regreso a verte. (Le regala una sonrisa gomosa y la abraza juntando sus frentes)

Becky: Sé que no está todo bien, pero cuando sientas que quieres hablar, aquí estaré siempre para que te apoyes en mí.
Ve con cuidado, ¿sí?
Escríbeme cuando llegues. (Esta asiente)

Al despedirse, se dirigen a la puerta.
Becky con sus muletas, y Freen a su lado viéndola orgullosa.
Que, aunque sus pasos fuesen lentos, era muy agradable verla caminar.

Becky: No olvides escribirme en cuanto llegues.
Despídeme nuevamente de Nam y Heng. (Esta asiente, le da un corto beso en los labios y se marcha)

El trayecto se hizo muy corto.
Su mente no le permitió percatarse del tiempo que duró dentro del auto de su amigo. Así que, su amiga Nam tuvo que bajar del auto y abrir la puerta de atrás donde estaba su amiga completamente distraída.

Al abrir la puerta, la pelirroja salió en silencio y darle las gracias a su amiga que le abrió la puerta. Y a Heng que condujo hasta el lugar sin importar cuánto tuvieron que esperarla a esa hora de la noche.

Una vez se dirige a entrar a casa, Nam se quedó con Heng unos segundos más para despedirse...

Heng: Princesa, ¿sabes qué podría sucederle a Freen? (Pregunta un poco preocupado)

Nam: No lo sé, bebé. O sea, si creo saber qué pueda ser, pero no quiero adelantarme a nada.
Mejor intentaré hablar con ella.
Mañana en la universidad podrías pasar a nuestro edificio para que platiquemos con ella, ¿sí? (Asiente, se besan y se marcha al ver a Nam entrar a casa)

La noche concluyó muy silenciosa.
Freen no tenía apetito en ese momento. Y por mucho que le haya insistido la Nam y su madre, no cenó.
Prefirió irse a su habitación, tomar una ducha y tratar de descansar.

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La semana se sintió lenta para Becky, que su única rutina era ir a terapias por unas horas, y regresar a casa para continuar ejercitando sus piernas.

Mientras tanto, Freen sintió que pasó muy rápido, dado que mantenía su tiempo ocupada.
Universidad, salir a trabajar, y en al caer la noche, visitar a su chica que siempre la esperaba con mucho amor.

El viernes llegó, la pelirroja empacaba unas prendas de ropa para ir a dormir el fin de semana con Becky.
Tomó su teléfono para decirle que iba en camino porque la castaña le pidió hacerlo.

Una vez llegó, se lanzó a sus brazos y llenarle la cara de besos.
Si bien se han visto todos los días, un par de horas no es suficiente para ellas que desean estar juntas en todo momento.

Cada día de que pasa, el sentimiento crece cada segundo.
Están firmes con lo que sienten. Comparten más, se involucran más.

Freen entró y saludó al señor Armstrong, quien animadamente la saludó como si fuese una hija más para él.
Tuvieron una cena muy agradable.
Aunque solo fuese la castaña y su padre, eran muy unidos. Derrochaban amor cuando se les ve juntos. Y ese amor era el que le transmiten a Freen haciendo que esta se sienta cómoda en aquel espacio.
Se dieron las buenas noches, yendo a sus respectivas habitaciones. El señor Armstrong a su habitación, mientras Freen y Becky se dirigieron a la habitación de esta.

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