CAPÍTULO 48

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A la semana siguiente, continuaron yendo a la universidad solamente para entregar los trabajos pendientes, recibir las notas de estos y, sobre todo, la nota final de la presentación, para así mismo saber el promedio final...

Estaban en la hora del recreo compartiendo amigablemente entre todos, mientras comían un poco.

Becky: ¿Cuánto creen que tendrán en su promedio final? (Generalmente)

Freen: No es por presumir, pero estoy segura de que Nam y yo tendremos uno de los promedios más altos de nuestro curso.

Nam: Eso sí que es cierto, amiga. (Chocan sus manos)

Heng: Yo confío en mis capacidades y mi inteligencia, así que estoy seguro de que voy a tener un promedio muy alto. (Presumido)

Sun: Yo siempre tengo unos promedios en mi curso. Sin embargo, nunca bajó la guardia porque nunca se sabe.

Friend: (Orgullosa) Esa es mi chica.

Becky: (Girando sus ojos) ¡Ay ya!
Ya van a comenzar con sus cursilerías...

Nam: Ya van a comenzar con sus cursilerías...

Nam: Tú ni siquiera hables, Armstrong. Que tú y Freen son tal para cual. Incluso peor.

Freen: No ayudes tanto, Nam.

Las conversaciones fluyeron animadamente entre este grupo de amigos, hasta que el timbre sonó. Así que tuvieron que tomar rumbo a sus respectivos salones, dado que ya les darían la nota final de la presentación de aquel proyecto, sumado con las demás notas en cada área para así tener el promedio exacto.

Era viernes. Y consigo, llegaron las vacaciones...
Así que muy animadamente todos fueron juntos hacia el estacionamiento.

Efectivamente, todos habían tenido un promedio lo suficientemente alto en cada una de sus asignaturas.
Fue hasta entonces cuando Becky que comenzó a recordar lo abnegada que estaba al estudiar aquella carrera, las discusiones con su padre justamente por eso y querer hacer lo que en realidad ama a hacer, sin saber que aquella carrera le ayudaría para su vida, y terminaría queriendo como nunca lo imaginó.

Dado a que el promedio y a las calificaciones de fin de año en la universidad fueron altas, pudo presentarlo como base en la empresa para tener en cuenta la firma de contrato anticipadamente.
Por lo tanto, las presentaría en un rato más cuando fuera a trabajar...

Aunque Freen ya tenía el cargo más alto en su área de trabajo, no pudo evitar sentir más que orgullo por su novia, que ahora, también tendría un contrato fijo gracias al esfuerzo y dedicación a su carrera en la universidad.

Y no sólo eso.

Es la dedicación y empeño que esta le pone a todo lo que sucede a su alrededor y en su vida en general.
La pasión con la que ama la danza, el amor incondicional hacia su madre que, aunque ya no esté, sigue presente en su corazón, el amor hacia su padre, que aún está con ella en cada paso y cada logro que esta ha alcanzado.
El amor incondicional que le brinda a cada uno de sus amigos, con quienes creció y son tan inseparables.
Y, sobre todo, el gran amor de su vida. Freen.
La mujer que volvió hacer que su corazón latiera fuertemente con sólo una palabra, una mirada o una sonrisa.

Y ni hablar del señor Roberth Armstrong, que sabía y conocía el potencial tan grande que tiene su hija para todo lo que se propone, y que esta vez no sería la excepción, aunque eso haya implicado muchas veces discusiones y malos entendido entre ellos.

Él tampoco dejaba de lado la alegría que siente por Freen, al ver los logros que ha alcanzado independientemente de cómo su vida dio un giro de 360°.

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