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-Pikachu no mueras, yo te amo!!!-Grite medio desesperada cuando el pokémon cayo de la plataforma. Alfred comenzó a reírse burlonamente cuando apareció que se había terminado la partida.
-Ha, ha, ha, Mags, eres más mala que la gripa en vacaciones!!!-Comento burlón el rubio de anteojos, me dedique a ignorarlo y a seguir "llorando" por la muerte de la rata amarilla eléctrica.
-... Tu muerte no fue en vano, Pikachu... Yo te vengare!!!-Comente decidida abalanzandome sobre Alfred atacándolo "salvajemente" con una almohada.
-Ha, ha, ha!!! Esto es la guerra!!!-Grito emocionado (como siempre) Alfred.
Empezamos una guerra de dos que término en un tres contra tres. Iván, Yao y yo contra Alfred, Arthur y Francis. Al final quedamos empatados pues nos perseguimos por toda la casa y quedamos cansados.
-Mags, te quedarás a comer con nosotros???-Pregunto Francis poniéndose delantal.
-No puedo, mamá me matara si se entera que me vine a comer con cinco hombres en una sola casa. Además, ya no tarda en llegar y debo de regresar antes de que llegue y se entere que estuve con ustedes.-Explique tratando de acomodar mi cabello, pues había quedado todo desordenado después de aquella épica "batalla". Yao se acercó y comenzó a peinar mi cabello con sus dedos.
-Gracias Yao.-Agradecí cuando me hizo una trenza francesa que se iba de lado. La alarma de mi teléfono me aviso que ya debería de regresar a casa.
-Nos vemos chicos!!!-Me despedí. Me acerque a Yao para besar su mejilla, luego a Iván, quién me costó un poco debido a su altura de titán colosal. Seguí con Francis, claro que con él fui cuidadosa, más, este ya comenzaba a tratarme más educadamente que antes. Continúe despidiéndome de Alfred y por último Arthur. Al llegar con él le dedique una pequeña sonrisa y bese su mejilla. Sentí que mi corazón saldría de mi cuerpo en segundos. Me encamine a la salida, el cielo comenzaba a nublarse.
-La ropa!!!-Recordé preocupada. Mamá me iba a matar si se llegaba a mojar. Me alegre al ver que traía tenis, aspire todo el aire que mis pulmones me permitieron y salí corriendo usando la fuerza de mis piernas. Llegue jadeando ligeramente a casa, me alegraba tener buena condición física. Después de recoger la ropa, me dispuse a prepararme un té de fresa con vainilla. La temperatura estaba comenzando a descender, el día se estaba poniendo frío. Estaba a punto de tomar un sorbo de té cuando llamaron a la puerta. Al abrir unos ojos esmeraldas atraparon mi campo de visión.
-Arthur???-Llame al rubio de cejas pobladas, este asintió levemente con la cabeza.
-... Gustas pasar???...-Pregunte un tanto asombrada por la presencia del inglés.
-... Si...-Respondió, lo deje entrar y nos sentamos en la sala.
-Gustas un poco de té??? Todavía tengo un poco, creo que alcanza para una taza.-Volví a preguntar. Arthur asintió nuevamente. Fui rápidamente a la cocina, serví la taza de té y regrese con Arthur.
-... Puedo saber la razón de que... Bueno, me visites???...-Cuestione un tanto nerviosa.
-... Es sobre lo que paso en el techo...-Comenzó serio, al notar su personalidad, opte por dejar de lado mis nervios y concentrarme en lo que quería decirme, decidida a soportar cualquier cosa que me dijera... Tanto positiva como negativa.
-... No te enamores de mi...-Soltó con una mirada fría en sus ojos, aquello me congeló en instantes.
-...-No pude responder a lo que me había ordenado.
-... Lo siento por haber cometido aquel malentendido... Escucha, cuando Thomas te beso... Note que te marco, había puesto una maldición, un símbolo que no se ve a simple vista... Cuando... To he bese... Lo hice para purificar la maldición...-Excusó el inglés. Aquello había sido un golpe muy fuerte en mi. Aún así, mi corazón resistió.
-... Ya veo... De acuerdo...-Respondí dandole un sorbo a mi té, el dulce sabor de este tranquilizo levemente.
-... Lo siento si... Lo malinterpretaste...-Se disculpó el de cabellos rubios.
-No hay lío.-Respondí forzando una de mis mejores sonrisas falsas.
-... Debo irme...-Declaro dejando la taza vacía de té en la mesa, se levantó y se dirigió a la puerta.
-... Supongo... Te veo mañana Arthur...-Me despedí, cuando salió de mi casa, cerré la puerta...
Regrese a recoger las tazas de té. Estaba llevando las tazas cuando una se me cayo y termino destrozada en muchos pedazos. Deje en el lavadero la taza que estaba intacta y regrese al lugar donde los vidrios se esparcían en el suelo... Extrañamente sentí que mi corazón era parecido a esa taza en estos momentos...

Hetalia Pandora's BoxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora