~ Dejarlo todo por amor ~ Historia Radiodust

capítulo 30: ¿A dónde se fue?

Una linda mañana transcurría en Nueva Orleans, los pájaros cantaban con alegría y algunos niños se encontraban corriendo por un lindo vecindario.

Un joven de 8 años se encontraba dibujando, observaba a detalle la linda rosa en su mueble mientras la dibujaba de forma detallada. Un toque suave en la puerta de su habitación interrumpió su trabajo, el pequeño niño dejó su lápiz y libreta en la cama y luego volteo a ver la puerta.

- Pase

- Hola, Al...- saludo un hombre mucho más alto que el niño, entrando a la habitación y cerrando la detrás de él, Alastor sonrió con entusiasmo y corrió a abrazar a su padre, había pasado ya 2 semanas desde la última vez que se vieron.

- ¡Papá! Que bueno verte de nuevo - dijo Alastor abrazando a su padre, el señor acaricio el ordenado cabello de su hijo y sonrió.

- Lo mismo digo, Alastor...- respondió el señor sintiendo una presión en su pecho - Ey... Dime, ¿Que dibujas?

- Oh, solo es una rosa...- respondió Alastor sin importancia mientras caminaba hacia su cuaderno.

- Tienes mucho talento...- murmuró el mayor - Pero escucha esto hijo...- dijo tomando de los hombros a su hijo - Está no es sólo una rosa... Es tu rosa, la rosa que te ayudará a mejorar... Tienes que ver el sentimiento en esa rosa para poder dibujarla bien...- mencionó el mayor viendo los ojos de su hijo brillar.

- Está bien, papá...

El padre de Alastor se reincorporó y acaricio de nuevo el pelo de su hijo para después sonreír.

Ese momento tan hermoso entre padre e hijo fue interrumpido en cuento se escuchó un fuerte grito resonar en la casa.

"¡EDUARD MEYER!"
La voz de una evidente mujer enojada gritaba el nombre de su esposo con una clara molestia en su voz, Eduard rodó los ojos con fastidio, harto de esa mujer.

- Quédate en tu cuarto, Alastor - ordenó el padre del pequeño niño de tan solo 8 años, este asintió y cerro la puerta, odiaba cuando sus padres peleaban, cosa que era muy seguido, podía amar mucho a sus padres Pero odiaba ver como su padre trataba de una forma tan cruel a su madre.

Con poca paciencia el niño abrió la puerta y se asomo por las escaleras para ver de que se trataba tanto alboroto, sorprendiendo se con lo que encontró.

- ¡¿Quien mierda es esta puta?! ¡¿Y por qué está mi maldita casa?! - preguntó Madelyn de una forma bastante alterada mientras señalaba a una mujer pelirroja a un lado de la puerta. Alastor no mentía al decir que esa mujer era linda, su pelo se veía suave y sus ojos eran un verde Enebro, sus labios eran carnosos y rosas, tenía una bonita figura que se marcaba con su vestido largo color verde pastel.

- Es mi pareja, deberías saberlo ya - respondió Eduard con rudeza en su voz, las palabras que dijo provocaron un shock en Madelyn, quien solo se quedó observando con decepción a su esposo.

- Entonces... ¿Te irás? - preguntó Madelyn mirando al suelo y luego de nuevo a su esposo.

- Así es

- ¿Y tú hijo? ¿Acaso no has pensado en como se sentirá? - volvió a preguntar Madelyn sintiendo una pesadez en su pecho.

- Eso será asunto tuyo...- respondió Eduard de forma firme - Ya tengo mis maletas afuera, solo vine a ver a mi hijo - terminó de decir el hombre, sacando el anillo de compromiso que tenía y dejándolo en el suelo.

El rostro de Madelyn solo podía reflejar un shock, las lágrimas comenzaron a salir de sus ojos como lluvia en invierno, lo único que pudo hacer fue sentarse en la sala de su casa, sintiendo su cuerpo temblar. Eduard giró y con eso su nueva pareja salió de la casa, momentos después el también salió sin cerrar la puerta.