Esa misma noche, mientras me preparaba para descansar, recibí una llamada de Sarah. Se quedaría en la casa de la madre de Alejandro. Decidí poner una alarma temprano para hacer ejercicio por la mañana, pero al sonar, mi cama parecía aún más acogedora de lo normal. ¿Ejercicio un domingo? Opté por ignorar la alarma y dejarme envolver por el sueño. A las 10 de la mañana, finalmente abrí los ojos y me levanté con calma, listando mentalmente las tareas del día: limpiar el apartamento, lavar la ropa, hacer la compra en el supermercado. Una rutina tranquila y satisfactoria para un domingo soleado.
Tras poner música alegre que resonaba por todo el apartamento, comencé a limpiar.
Dicen que cuando uno se enamora
Vuelan las rosas y que nunca más se llora
Dicen que todo es felicidad
Pero no dicen la verdad
Porque el amor de un año muere en una hora
Lo que nos jodio fue la distancia
Querer de lejos es amar con ignorancia
Sabe que te lleva la mitad, mi corazón a la mitad
Te lo confieso, aunque ya no tenga importancia
Entre pasadas de la escoba y el trapo, mi mente divagaba, recordando momentos agradables de la noche anterior. Una vez terminada la limpieza, me dirigí a la lavandería y puse una carga de ropa, mientras planeaba mi ruta hacia el supermercado.
Mientras caminaba hacia el supermercado, me detuve frente a una pastelería. La vista de las deliciosas galletas de limón en el escaparate me hizo entrar ¿Por qué no darme un pequeño gusto?, y no pude resistir la tentación de encargar unas cuantas. Mientras esperaba, una voz conocida me sacó de mi ensimismamiento.
—¡Emily! ¿Eres tú?
Me giré, sorprendida, para encontrarme con Laura, una antigua compañera de la secundaria. Nos abrazamos y comenzamos a ponernos al día. Sin embargo, la conversación dio un giro inesperado cuando Laura comenzó a hacerme preguntas sobre mi vida.
—¡Laura! ¡Qué sorpresa verte aquí! ¿Cómo has estado? —pregunté, con una sonrisa genuina.
Laura sonrió ampliamente y comenzó a hablar emocionadamente sobre su vida desde la secundaria
—¿Qué ha sido de tu vida después la secundaria, Emily? ¿Tienes hijos? —preguntó con curiosidad.
Respondí a sus preguntas con una sonrisa, compartiendo algunos detalles de mi vida.
El brillo del anillo captó mi atención de inmediato, y una pregunta se formó en mi mente.
—¿Ya te has casado? —pregunté, sorprendida.
Laura titubeó por un momento, su expresión cambiando ligeramente.
—Bueno, en realidad estoy comprometida Aún no hemos fijado fecha para la boda —respondió evasivamente. – Es el jefe de una empresa sumamente famosa su nombre es...
Antes de que Laura pudiera agregar más detalles, mi teléfono sonó. Era Sarah, quien estaba en el apartamento y no encontraba sus llaves.
—Lo siento, Laura, parece que debo irme. ¡Espero volver a verte pronto! —me disculpé, apresurándome a salir de la pastelería.
Mientras caminaba de regreso al apartamento, mi mente daba vueltas. ¿Podría ser que el hombre importante con el que Laura estaba comprometida seria uno de la familia Stone? La coincidencia me parecía demasiado extraña para ser casualidad. Con todas estas nuevas preguntas en mi mente, me apresuré a reunirme con Sarah y resolver el misterio de las llaves perdidas.
Al llegar al apartamento, encontré a Sarah frustrada frente a la puerta cerrada.
—¡Emily, por fin llegas! He estado aquí parada esperando por ti. Perdí mis llaves y no puedo entrar —se quejó Sarah, mirándome con impaciencia.
—Lo siento mucho, Sarah. Vamos a resolver esto —le tranquilicé, sacando mi juego de llaves y abriendo la puerta.
Una vez dentro, Sarah suspiró aliviada y me miró con curiosidad.
—¿Qué estabas haciendo? —preguntó.
—Solo me topé con una antigua compañera de la secundaria en la pastelería. Estaba comprometida con un hombre importante de la sociedad, pero no dijo quién era —le conté, sintiendo que la necesidad de compartirlo superaba mi reserva habitual.
Sarah arqueó una ceja, interesada.
—¡Vaya! Eso suena intrigante. ¿Tienes alguna idea de quién podría ser? —preguntó, con una sonrisa pícara.
—Bueno, tengo algunas sospechas... —respondí, sin querer revelar demasiado.
Mientras tanto, mi mente seguía dando vueltas, tratando de encajar las piezas de este inesperado rompecabezas. La mención del compromiso de Laura con un hombre importante había desencadenado una serie de preguntas sobre mi jefe, Alex Stone, y su posible conexión con esta historia. Sin duda, había algo más detrás de todo esto, y estaba decidida a descubrirlo.
ESTÁS LEYENDO
Entre Informes y Sonrisas: El Destino Laboral de Dos Corazones
Teen FictionEn un mundo donde las relaciones profesionales a menudo se mantienen estrictamente en el ámbito laboral, Emily se encuentra en una situación inesperada cuando su jefe, Alex, la invita a ser su acompañante en un importante evento empresarial. A medid...