—¡Detente, Melissa! ¡No tienes derecho a agredir a nadie! —exclamó Alex, intentando calmar la situación mientras se interponía entre nosotras dos.
—¡Tú no tienes nada que decirme, Alex! ¡Esa mujer no debería estar aquí! —gritó Melissa, con los ojos llenos de furia.
—Melissa, por favor, cálmate. Emily es una colega y no tiene nada que ver con nuestra vida personal. Además, tú y yo ya no estamos juntos, ¿recuerdas? —respondió Alex, con voz calmada pero firme, tratando de hacerla entrar en razón.
—¡No me importa! ¡No quiero verte con ella! —gritó Melissa, ignorando las palabras de Alex y volviendo su atención hacia mí.
Me quedé en silencio, observando la escena con incredulidad mientras Melissa continuaba lanzando acusaciones injustas hacia mí. No sabía qué decir ni cómo reaccionar ante su actitud irracional.
—Melissa, esto no está bien. Te pido que te vayas y dejemos de lado este asunto. No quiero discutir contigo aquí en la oficina —dijo Alex, tratando de mantener la calma a pesar de la tensión palpable en el ambiente.
—¡No me iré hasta que me digas qué estás haciendo con ella! ¡No puedo creer que me hayas traicionado de esta manera, Alex! —gritó Melissa, con los ojos llenos de lágrimas de ira y dolor.
Mientras tanto, yo permanecía en mi lugar, sintiendo una mezcla de incredulidad y compasión por Melissa. Era evidente que estaba lidiando con sus propios demonios emocionales, pero eso no justificaba su comportamiento agresivo hacia mí.
—Melissa, te ruego que te calmes y hablemos de esto en otro momento y lugar. No es apropiado discutir esto aquí —insistió Alex, tratando de encontrar una solución pacífica a la situación.
Melissa pareció vacilar por un momento, sus emociones luchando entre sí mientras se enfrentaba a Alex y a mí. Finalmente, con un suspiro de frustración, dio media vuelta y salió de la oficina, dejándonos a Alex y a mí solos en un mar de tensión y confusión.
Después de que Melissa se marchara, el silencio llenó la habitación, pesado y cargado de tensión. Me sentía decepcionada por la falta de apoyo de Alex y por su negativa a aclarar las cosas con Melissa. Me levanté de mi silla, sintiendo el peso del desencanto en mis hombros.
—Alex, necesitamos hablar —dije con voz firme, mirándolo directamente a los ojos mientras me dirigía hacia la puerta.
Alex me miró con expresión preocupada, como si pudiera percibir mi frustración y desilusión. Sin embargo, no dijo nada, esperando a que yo continuara.
—No puedo creer que me hayas dejado en una posición tan incómoda frente a Melissa. ¿Cómo pudiste decirle que solo soy una colega? ¿No somos más que eso? —le pregunté, sintiendo que las palabras salían de mi boca antes de que pudiera detenerlas.
Alex suspiró, pasándose una mano por el cabello en un gesto de frustración.
—Lo siento, Emily. No fue mi intención minimizar nuestra relación, pero en ese momento estaba más preocupado por calmar a Melissa que por aclarar las cosas contigo —explicó, su tono de voz cargado de arrepentimiento.
Mis ojos se llenaron de lágrimas, heridos por su respuesta y por la sensación de ser relegada a un segundo plano una vez más.
—¿De verdad? Por un momento pensé que significaba algo para ti, pero parece que me equivoqué —respondí, luchando por mantener la compostura mientras el dolor se apoderaba de mí.
Alex se levantó de su silla y se acercó a mí, poniendo una mano en mi hombro en un gesto de consuelo.
—Emily, eso no es cierto. Significas mucho para mí, más de lo que puedes imaginar. Pero Melissa y yo tenemos una historia complicada, y no quería empeorar las cosas al discutir contigo delante de ella —explicó Alex, su voz suave y llena de sinceridad.
Me sentí dividida entre el deseo de creer en sus palabras y la sensación de traición que seguía resonando en mi interior.
—Lo entiendo, Alex. Pero necesito tiempo para procesar todo esto. No puedo seguir fingiendo que no me duele —respondí, desviando la mirada para ocultar las lágrimas que amenazaban con escapar.
Alex acarició mi mejilla con ternura, tratando de consolarme en medio de la tormenta emocional que se desataba entre nosotros.
—Te entiendo, Emily. Tomate el tiempo que necesites. Pero quiero que sepas que eres importante para mí, más de lo que puedes imaginar —dijo Alex, su voz llena de sinceridad y afecto.
Con un suspiro resignado, asentí con la cabeza, sabiendo que necesitaba alejarme de la situación para poder procesar mis sentimientos sin interferencias externas.
Con eso, salí de la oficina de Alex, dejando atrás un mar de emociones encontradas y un sinfín de preguntas sin respuesta.
ESTÁS LEYENDO
Entre Informes y Sonrisas: El Destino Laboral de Dos Corazones
Teen FictionEn un mundo donde las relaciones profesionales a menudo se mantienen estrictamente en el ámbito laboral, Emily se encuentra en una situación inesperada cuando su jefe, Alex, la invita a ser su acompañante en un importante evento empresarial. A medid...