Capítulo 40

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Después de despedirme cariñosamente de mi suegra Alina, regresé al departamento que compartía con Sarah. Sin embargo, al entrar, una extraña sensación de vacío me invadió al darme cuenta de que la casa estaba inusualmente silenciosa.

—Sarah, ¿estás en casa? —llamé, esperando escuchar su voz familiar en respuesta.

No hubo respuesta. Me apresuré a buscar en todas partes, pero no había señales de ella. Su ausencia repentina me llenó de preocupación y confusión.

—¿Dónde podría estar? —me pregunté a mí misma, sintiendo un nudo en el estómago.

Me dirigí a su habitación en busca de alguna pista, pero me encontré con la sorpresa de que todas sus pertenencias habían desaparecido. El armario estaba vacío, la cama estaba impecablemente hecha, como si nunca hubiera estado allí. Un escalofrío recorrió mi espalda mientras me daba cuenta de lo que eso significaba.

—No puede ser... —murmuré para mí misma, sintiendo que mi corazón se hundía en el pecho.

Sentí una oleada de tristeza y confusión al enfrentarme a la posibilidad de que Sarah se hubiera ido sin una palabra de despedida. ¿Qué había pasado? ¿Por qué se había ido así? Las preguntas daban vueltas en mi cabeza mientras intentaba comprender lo que estaba sucediendo.

—Sarah, ¿dónde estás? —susurré, con la esperanza de que algún tipo de respuesta me tranquilizara.

Pero no hubo respuesta. La casa estaba tranquila y desierta, como si hubiera sido abandonada repentinamente. Me senté en la cama de ella, sintiendo una oleada de tristeza abrumadora. Mi mente se llenó de recuerdos de los momentos felices que habíamos compartido juntas, y un nudo se formó en mi garganta al pensar en la posibilidad de no volver a verla nunca más.

Al levantar la cabeza vi una nota pegada en el armario de Sarah y rápidamente me secó las lágrimas antes de leerla con atención. Mis ojos recorrieron las palabras escritas con una mezcla de sorpresa y emoción.

"Querida amiga,

No te asustes si no me encuentras en casa junto con todas mis pertenencias. Me fui a vivir con Alejandro a su apartamento, que ahora será nuestro nuevo hogar. Resulta que vamos a ser vecinos de tu novio, es decir, mi cuñado y tu actual pareja. Te espero en la playa blanca, donde celebramos tu último cumpleaños, a las 7 de la noche. ¡Ven hermosa!

P.D.: No te demores mucho.

Con cariño, tu hermana de otra madre."

Dejé escapar un suspiro de alivio al leer las palabras de Sarah. Aunque me sorprendí por la noticia, me sentí reconfortada al saber que su amiga estaba bien y que, de alguna manera, seguían estando conectadas. La idea de reunirse en la playa blanca la llenó de emoción y anticipación, y con determinación y me preparé para el encuentro.

Al leer las palabras escritas por Sarah, experimente una mezcla de emociones. Por un lado, se sintió aliviada al saber que su amiga estaba bien y que había encontrado un nuevo lugar para vivir. Pero, por otro lado, la sorpresa de enterarse de que Sarah se mudaría con Alejandro, el hermano de Alex y ahora su cuñado, la dejó perpleja. Sin embargo, una sensación cálida y reconfortante se apoderó de ella al darse cuenta de que, a pesar de los cambios, su amistad seguía intacta.

Sosteniendo la nota entre mis manos, mientras las palabras resonaban en mi mente. Era reconfortante saber que ella siempre había estado ahí para mí, y ahora estaba comenzando su propia historia de amor.

Tomé mi teléfono y marqué su número, sintiendo la necesidad de hablar con ella y asegurarme de que todo estaba bien. Después de unos segundos, escuché su voz alegre al otro lado de la línea.

—¡Emily! ¿Recibiste mi nota? —preguntó Sarah, su voz llena de entusiasmo.

—Sí, la acabo de encontrar. Me alegro mucho por ti, Sarah. ¿Cómo te sientes? —respondí, tratando de ocultar mi tristeza detrás de una sonrisa.

—Estoy emocionada, Emily. Este es un nuevo comienzo para Alejandro y para mí. Pero no te preocupes, siempre serás mi hermana de otra madre, y seguiré estando ahí para ti, pase lo que pase —dijo Sarah, su voz llena de cariño y apoyo.

Sus palabras me reconfortaron, y sentí un nudo en la garganta al darme cuenta de lo afortunada que era de tenerla en mi vida.

—Gracias, Sarah. Significa mucho para mí. Te deseo todo lo mejor en esta nueva etapa. Y nos vemos esta noche en la playa blanca —respondí, sintiendo un destello de emoción ante la perspectiva de reunirnos.

—¡Exactamente! Estoy ansiosa por verte. Nos vemos entonces. Te quiero, Emily —dijo Sarah, su voz llena de alegría.

—También te quiero, Sarah. Cuídate —respondí, antes de colgar el teléfono con una sonrisa en el rostro.

Me levanté de la cama con renovado ánimo, lista para enfrentar este nuevo capítulo en mi vida. Guardé la nota de Sarah en un lugar especial, sabiendo que siempre tendría un lugar en mi corazón.

Comencé a prepararme para el encuentro. Me duché rápidamente, elegí un atuendo cómodo pero elegante y guardó algunas pertenencias en una pequeña bolsa. Mientras se miraba en el espejo, una sonrisa se formó en mi rostro. A pesar de todo lo que había pasado, sabía que la noche en la playa blanca sería especial.

Una vez lista, salí de mi departamento y me dirigí hacia la playa con paso decidido. El sol comenzaba a ponerse en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos dorados y rosados. El sonido suave de las olas rompiendo en la orilla la llenaba de calma y serenidad.

Entre Informes y Sonrisas: El Destino Laboral de Dos CorazonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora