Capítulo 28

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La atmósfera en la oficina se volvió tensa cuando Melissa irrumpió en la oficina, interrumpiendo nuestra conversación con su presencia inesperada. Alex y yo nos quedamos boquiabiertos, sin saber cómo reaccionar ante su repentina llegada.

Melissa estaba visiblemente furiosa, con el ceño fruncido y los puños apretados. No había duda de que estaba lista para confrontar a Alex por algo que claramente la estaba molestando.

Melissa irrumpió en la oficina con una furia descontrolada, acusando a Alex de haber estado conmigo en el evento de la familia Contreras. La confusión me invadió mientras observaba la escena, sin comprender por qué esta mujer estaba tan alterada por nuestra presencia juntos en el evento.

—¡¿Cómo te atreves a aparecer en público con esta mujer?! ¡¿No tienes vergüenza?! —gritaba Melissa, su voz llena de ira y resentimiento.

Alex intentó calmarla, levantando las manos en un gesto de paz.

—Melissa, por favor, baja la voz. Esta es una conversación privada y no es el lugar ni el momento para discutir esto —respondió Alex, su tono de voz tranquilo pero firme.

—¡Alex, no puedo creer que estés aquí con esta... esta intrusa! ¿No tienes respeto por nuestra relación? —exclamó Melissa, su voz cargada de ira mientras clavaba una mirada acusadora en mí.

Me sentí incómoda ante su agresión, pero decidí mantener la compostura y enfrentar la situación con determinación.

—Melissa, no tienes derecho a venir aquí y atacar a Alex ni a mí de esta manera. Nuestra relación no tiene nada que ver contigo ni con tu vida privada —respondí, tratando de mantener la calma a pesar de la tensión en el aire.

Melissa parecía aún más enfurecida por mi respuesta, y antes de que pudiera reaccionar, se abalanzó hacia mí y agarró mi cabello con fuerza. Sentí una oleada de dolor, pero no iba a quedarme de brazos cruzados mientras me atacaba.

El dolor fue instantáneo, pero mi instinto de defensa se activó de inmediato. No iba a permitir que nadie me agrediera de esa manera, así que con determinación me liberé de su agarre y, antes de que pudiera reaccionar, le lancé una cachetada que la hizo retroceder, dejando una marca roja en su mejilla y un rastro de sangre.

El silencio tenso llenó la oficina mientras Melissa se llevaba una mano a la mejilla, sorprendida por mi reacción. Por un momento, me sentí desconcertada por lo que acababa de hacer, pero también sabía que no podía permitir que me tratara de esa manera sin consecuencias. Mientras tanto, Alex estaba visiblemente consternado por la situación, tratando de calmar los ánimos.

Con el corazón latiendo con fuerza y una mezcla de emociones corriendo por mis venas, me mantuve firme, lista para defenderme si fuera necesario.

Este era solo el comienzo de lo que se avecinaba, y sabía que tendríamos que enfrentar las consecuencias de esta confrontación en los próximos días.

Entre Informes y Sonrisas: El Destino Laboral de Dos CorazonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora