Capítulo 4

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A la mañana siguiente me desperté con una sensación de nerviosismo en el estómago apenas había podido dormir la noche anterior el sueño parecía escurrirse entre mis dedos, mientras la ansiedad se apoderaba de mi mente atormentada por la ansiedad ante la idea de enfrentar a Alexander Stone después del incidente de la noche anterior. Pero a pesar de mis esfuerzos por conciliar el sueño, las horas pasaron y me encontré dando vueltas en la cama, incapaz de encontrar la paz. Mi mente estaba llena de pensamientos tumultuosos mientras me preparaba para el día, preocupada por el papel que desempeñaría en la reunión con su socio. Estaba nerviosa por el evento del día siguiente, mi primera gran oportunidad para demostrar mi valía en la empresa de Alexander Stone.

Cuando el despertador sonó por la mañana, me sentí más cansada que nunca el sol apenas comenzaba a iluminar el cielo cuando me levanté de la cama, pero a pesar de las primeras luces del día, mi mente estaba llena de oscuridad por la falta de sueño, después de dar vueltas y vueltas en la cama, finalmente me rendí y me levanté, enfrentando el día con la esperanza de que todo saliera bien. Pero mi falta de sueño me pasó factura, y me encontré tropezando por el apartamento mientras intentaba prepararme para el día y sentía como si estuviera arrastrando mi cuerpo a través de la neblina y me dirigí a la oficina, decidida a no dejar que mi fatiga arruinara mi oportunidad de brillar en la reunión.

Finalmente llegué a la empresa saludé a todas las personas que veía cuando subí al ascensor respire hondo diciéndome a mí misma que yo puedo baje cuando llegue a mi planta con el corazón en un puño, preparada para enfrentar las consecuencias de mi error. Sin embargo, la ansiedad había alcanzado su punto máximo. Sabía que no estaba en mi mejor estado, pero estaba decidida a hacer lo mejor que pudiera, incluso si solo podía ayudar con las tareas más pequeñas de la reunión.

Las cosas empeoraron rápidamente cuando, en mi intento de hacer las cosas bien, decidí llevarle un café a Alexander como una disculpa silenciosa por mi torpeza. Sin embargo, mi determinación se desmoronó tan pronto como entré a la oficina de Alexander. El estrés y la falta de sueño habían dejado mis movimientos torpes y mi mente nublada, y me sentía como si estuviera en piloto automático.

El aroma a café recién hecho flotaba en el aire al caminar a llevarle un café con manos temblorosas a Alexander, preparé una taza de café para él, esperando que el aroma revitalizante le ayudara a comenzar el día sostuve la bandeja con el café y me dirigí hacia la oficina de Alexander.

-Muy bien, Emily, es hora de que te luzcas en la reunión- me dije a mí misma, tratando de inyectar algo de energía en mis pasos mientras llevaba una bandeja de café hacia la oficina de Alexander.

Pero mis esperanzas se desvanecieron en un instante cuando, en mi afán por entregarle la taza que ni siquiera noté el pequeño bulto en la alfombra frente a su puerta que con un pequeño tropiezo fue suficiente para desencadenar un desastre. Mis tacones se enredaron en la alfombra y perdí el equilibrio, enviando el contenido de la bandeja volando por el aire el líquido caliente del café donde se derramó sobre la mesa, salpicando la pantalla de la laptop de Alexander y empapando los documentos que estaban dispersos por su escritorio.

Un grito de horror escapó de mis labios mientras observaba impotente el desastre que había causado. Mi corazón se hundió en mi pecho mientras me daba cuenta de que había arruinado no solo la laptop de mi jefe, sino también cualquier oportunidad que pudiera haber tenido de impresionarlo en la reunión.

-No - susurré para mí misma, sintiendo un nudo en el estómago. Había arruinado todo, y ahora tendría que enfrentar la ira de Alexander una vez más.

Alexander entró en la oficina en ese momento, con una expresión de furia contenida en su rostro. - ¿Qué demonios está pasando aquí? - exigió saber su voz llena de ira reprimida.

-Lo siento mucho, señor Stone- balbuceé, incapaz de mirarlo a los ojos. -Quería disculparme por lo que pasó ayer, así que pensé que podría traerle un café.

Su mirada se desvió hacia la bandeja en mis manos, y luego siguió el rastro del café derramado sobre sus documentos. Su expresión se oscureció de inmediato, y su mandíbula se tensó con furia contenida.

Mis manos temblaban mientras intentaba disculparme torpemente. -Fue un accidente - balbuceé, sintiendo un nudo en la garganta.

Pero antes de que pudiera hacer algo, Alexander me detuvo con un gesto de su mano. - ¡Detente! - ordenó, su tono cortante y lleno de autoridad. - ¿No puedes hacer nada correctamente, Waters? Arruinas todo lo que tocas.

Me sentí como si hubiera recibido un golpe en el estómago mientras me enfrentaba a la ira de mi jefe. Sabía que mi error había sido grave, pero no esperaba que Alexander fuera tan implacable en su crítica.

Sin embargo, antes de que pudiera decir nada más, el teléfono de Alexander sonó, interrumpiendo nuestra conversación. Miró la pantalla con frustración antes de contestar la llamada, y mientras escuchaba lo que la persona en el otro extremo tenía que decir, su expresión cambió gradualmente de ira a sorpresa

-De acuerdo, estaré allí en breve - dijo finalmente cuando colgó, me miró con una expresión - Cancela todas mis reuniones y citas de hoy- el suspiro entrando su mano izquierda en su sedoso cabello - Asegúrate de que todo esté en orden aquí cuando regrese. Pero esto no significa que has salido impune hablaremos de esto mañana.

Miré con sorpresa mientras se marchaba de la oficina sin decir una palabra más, dejándome sola con el desastre que había causado. Sabía que estaba en problemas, pero ahora no tenía tiempo para lidiar con eso. Tenía que encontrar una solución rápida antes de que mi error me costara mi trabajo.

Con un suspiro de alivio, me retiré de su oficina, sintiendo el peso de la culpa y la ansiedad levantarse de mis hombros. Aunque sabía que aún tenía mucho que enfrentar después de lo que había sucedido, por lo menos había ganado un poco de tiempo para prepararme para lo que vendría después.

Sin embargo, la advertencia clara que me dio antes de salir de la oficina aún resonaba en mi mente. Sabía que tenía mucho trabajo por delante para recuperar su confianza, pero estaba decidida a hacer lo que fuera necesario para demostrarle que era capaz de manejar las responsabilidades de mi trabajo, incluso en los momentos más difíciles.

Entre Informes y Sonrisas: El Destino Laboral de Dos CorazonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora