Capítulo 31

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    10 años atrás...

Sus manos temblaban del cansancio mientras con sus propios dedos intentaba quitar el material seco que se adhería a ellas. Su ropa sucia molestaba sobre la piel y la nariz de ardía al inhalar tanto polvo y sustancias concentradas.

La puerta de la habitación se abrió y Hoseok entró, al igual que él: cansado.

— No aguanto un día más en esa obra.

— Ni yo... Realmente estoy molido. Deberíamos aceptar la oferta que nos hicieron.

— Esa gente es peligrosa, Kook. Algo me dice que el trabajo no es solo como guardaespaldas. Ni siquiera tenemos un curso de seguridad encima.

— El señor dijo que nos capacitaría. Solo necesita nuestra agilidad y fuerza.

— Trabajamos en construcción. No somos asesinos.

— Ser guardaespaldas no es ser asesinos, Hobi. No es más que cuidarle la espalda a un maldito hombre poderoso.

— Ya estuvimos bastante expuestos al peligro durante nuestra infancia, prefiero quedarme pegando bloques.

— Yo sí lo haré. No quiero más este tipo de vida... Vivir de lo que ganemos diario. Este maldito cuarto en dónde a penas cabemos los dos, yo no vine al mundo a pasar tanta mierda.

— Conseguiremos algo mejor... — lo miró con ojos de amor — no somos ese tipo de personas.

— ¿¡Sabes cuántos meses debemos!? Ser buenas personas no nos da comida, Hoseok. Ser buenas personas no nos ha servido nunca de nada. ¡Estoy cansado! — comenzó a llorar de ira y frustración.

El contrario le sostuvo el rostro y secó sus lágrimas — Nada ha sido nuestra culpa — sonrió con tristeza — huimos de ese lugar siendo solo dos niños flacuchos y débiles. Huimos de la muerte incontables veces y seguimos aquí porque somos buenas personas. Estoy seguro de que en el futuro seremos exitosos y ayudaremos a todos esos pequeños sin familia que pasan mierda en los orfanatos. Encontraremos el amor y la calidez de unos brazos, un techo propio y dinero suficiente para no tener hambre. Confía en mí — lo abrazó — te amo, hermano.

Te amo — Jungkook y Hoseok se habían conocido en un orfanato a la edad de 5 años, donde vivieron un infierno y lograron escapar a los doce. Desde entonces han estado juntos, sosteniendo la mano del otro.

La puerta se abrió de golpe y cuatro tipos entraron junto al dueño del edificio, quien era el que les rentaba el espacio — Me cansé de esperar el pago.

Los amigos se separaron y miraron con angustia — Aquí hay algo, estamos en busca de un mejor trabajo — hobi sacó algunos billetes y se los entregó — tendremos el resto para el fin de semana.

— ¿Qué es esta mierda? — le lanzó de vuelta el dinero — me deben más de un millón, ¿y me estás dando 50 mil wones? ¿Tengo cara de idiota? ¡Saquen todo! — ordenó y los hombres comenzaron a lanzar por las ventanas todas sus pertenencias.

— ¡No, por favor! Son muestras cosas — Jungkook gritaba.

— Es mi maldita propiedad — tomó un bolso y lo tiró. Los ojos del pelinegro se abrieron con furia. En ese morral estaban los recuerdos suyos y de su hermano. Se abalanzó sobre el cobrador para golpearlo y este sacó un arma — ¿Acaso estás buscando que te mate?

— No, señor. Discúlpelo — Hoseok rogó entre llanto — nos iremos.

— Me cansé de ustedes dos. Manténlos — dió la orden y salió de la habitación. Los otros cuatro se miraron con burla y mientras los amigos se abrazaban, los tipos les disparaban, huyendo rápidamente.

When no ones sees' - KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora