Las llamadas de Mikkai en la mañana se estaban volviendo costumbre. Era día lunes, cuando el rubio se preparaba para entregar los 170.000$ que había conseguido por las joyas puestas en el ramo.
Estaba a un solo paso de comenzar su proyecto y la emoción lo mantenía con una sonrisa.
— Buenos días, hermoso.
— Buen día... — canturreó.
— Tengo un regalo para ti.
— ¿Sí, cómo qué?
— Por favor, sal.
— Está bien — Jimin abrió la puerta pero no vió nada, miró a ambos lados del pasillo y estaba vacío — mmm... No veo el regalo.
— Afuera, bebé.
— Oh, ¿del edificio?
— Correcto.
— Ok...
Intrigado, salió de su departamento y se dirigió rápidamente a la entrada principal. Cuando alcanzó la puerta de cristal, sus ojos se agrandaron al ver un reluciente automóvil de lujo estacionado justo frente a él. Era un Ferrari, impresionante y elegante, en un llamativo color rojo carmesí. Las líneas aerodinámicas y los detalles sofisticados realzaban su estética.
El rubio se acercó al automóvil, cautelosamente, casi sin poder creer lo que veía. El acabado impecable y los detalles de diseño destacaban a simple vista.
— ¡Wow! Kai... No sé qué decir.
— Cuándo te pregunté un color, dijiste rojo. Supuse que algo así te gustaría...
— ¡Me encanta! — exclamó dando saltitos — ¡Es hermoso!
— Me alegra que te haya gustado, precioso. Dentro están los papeles a tu nombre, es completamente tuyo.
— Muchas gracias — abrió la puerta para ver el lujo que desprendía por dentro y sobre el asiento estaba la carpeta con los documentos — realmente estoy sin palabras.
— Y yo estoy fascinado contigo.
— Esto era algo que necesitaba.
— Ahora lo tienes. Si necesitas algo más, no dudes en pedírmelo.
— Lo tendré en cuenta, muchas gracias, lindo.
— Me vuelves loco.
Soltó una risita — Me agrada.
— Ten buen día, pequeño.
— Igualmente.
La sonrisa no podía ser borrada por nada del mundo. El deportivo de sus sueños ahora estaba frente a sus ojos y era suyo. Subió rápidamente por el maletín y el dinero, para dirigirse a ver a Vincent.
Mientras el auto rugía aferrándose a las calles, otro auto se estacionaba, enviado por Jungkook para llevarlo al trabajo.Con gracia y elegancia se bajó y entró a la oficina de su asesor — Buenísimos días, mi querido Vincent.
— Estamos de buen humor — sonrió.
— Del mejor. Traigo 170 en efectivo.
— Excelente, quedamos restando 30 mil.
— Me gustaría ver los diseños para el logo y todo eso, ¿podrías enviarlo a mi correo?
— Con mucho gusto.
— Vale. Sabrás de mí en poco tiempo.
— Realmente estás volando con esto.
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When no ones sees' - Kookmin
FanfictionNormalmente le tememos a lo desconocido, a lo prohibido y peligroso. Seguimos a las multitudes como robots y dejamos a un lado lo que verdaderamente queremos. Sin embargo, Jimin no es así. Mientras mayor sea el reto y más probabilidades existan de f...