Capítulo 20

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              Narrado por Jimin

   El reloj parecía correr en cámara lenta mientras esperaba los minutos restantes para la sesión. Cuando mi yo sumiso se activaba, deseaba obedecer hasta la más mínima orden y aunque podía simplemente salir de la habitación, quería hacerlo en el tiempo exigido.

Miraban fijamente la pantalla de mi móvil y cuando estuvo a punto de cambiar el número, sostuve la manilla de la puerta y la giré. Mis pies descalzos sintieron el cambio de temperatura en el piso, afuera había un poco más de frío. La tela de la bata rozaba con mi piel y la curiosidad de lo desconocido mantenía mis sentidos en una especie de alerta.

Jungkook estaba sentado en el comedor, leyendo el periódico. Al darse cuenta de mi presencia lo cerró y me observó en silencio. Yo bajé la mirada hacia el piso y él se levantó, caminando hacia la sala. Yo, me quedé estático en mi posición. Mi corazón latía al punto de taquicardia.

— Ven aquí — ordenó con voz suave y calmada... Demasiado calmada. Me acerqué y quedé frente a él otra vez. Yacía sentado en sofá — sobre tus rodillas — lo hice. Me coloqué en posición y no levanté la mirada, a comparación de la primera sesión, esta se sentía diferente. Había un sentimiento nuevo en mí y creo que se debía al cambio de collares — tengo trabajo por hacer pero no demoraré mucho. Te quedarás así hasta que termine y no te moverás ni un solo centímetro o serás castigado — dijo tomando la laptop para ponerla en sus piernas y comenzar a teclear.

Con cada respiración mi pecho subía y bajaba de forma extensa, ¿por qué me estaba afectando tanto? Mis ojos detallaban sus pies, también descalzos y noté cuando se levantó y se alejó. Todo esto era tan jodidamente abrumador. Sentí sus manos después de un minuto, acomodar mi pelo hacia atrás. Ese simple acto erizó toda mi piel. Colocó un antifaz de seda y limitó mi visión, creando un campo de tinieblas a plena luz del día. Ahora ni siquiera podía ver sus pies — Cuando la visión sale del juego, los demás sentidos se intensifican un 200% y entras en estado de supervivencia — dijo en mi oído, haciéndome jadear — sé buen chico y obedece. No puedes moverte, ni hablar hasta que yo lo permita.

¿Por cuánto tiempo estaría así? Los latidos de mi corazón eran freneticos y mis oídos luchaban por escuchar su andar, sus exhalaciones. Quería saber qué estaba haciendo o si seguía ahí, pero no pasaba nada. La ansiedad era tremenda y ni siquiera era capaz de saber cuánto tiempo había pasado. Mis rodillas dolían aunque hubiese una suave alfombra debajo y quería llorar de desesperación. Sin embargo, todo eso me excitaba en gran manera. Sentirme tan indefenso solo hacía hervir mi sangre y de un momento a otro me empecé sentir en un trance. Mi cuerpo se acostumbró a la posición y mi mente empezó a trabajar a toda máquina. Suspiré, la fibra de la bata rozó mis pezones y eso los tornó duros, enviando cosquillas a mi zona íntima. De repente, miles de escenas comenzaron a pasar por mi cabeza: yo, abierto de piernas sobre el sillón en Japón, mientras Jungkook me follaba lento y profundo. Los ojos oscuros y rasgados de los Yakuza viendo directamente hacia mi entrada como su enorme pene se inmiscuía y sus manos trabajaban tortuosamente sus pollas deseando ser ellos quienes estuvieran en mi interior. Definitivamente había sido algo intenso que deseaba repetir.

Mi culo se empezó a contraer solo y gotas de sudor empezaron a formarse en mi frente a pesar de que había mucho frío. El tamaño de mi pene se duplicó y pasó de estar flácido a levantar la bata, saliendo de entre mis piernas. Deseaba tanto tocarme, deseaba tanto que me tocara.

Una gota descendió desde el glande hasta mis testículos y mordí mi labio, luchando por no gemir ¿Qué demonios era todo eso? Apreté los muslos buscando calmarme pero lo que recibí fue un tirón en mi cabello que me hizo exaltar — Te dije que sin moverse — su fuerte mano sujetaba mi cabello, obligándome a mirar hacia arriba aunque no podia ver nada. Me soltó bruscamente y eso solo logró bombear mi pene más y desear con todas mis fuerzas ser usado.

When no ones sees' - KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora