Capítulo 3

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  En mi mente rondaban dos cosas: lo primero, era que, de seguro me iban a despedir a tan solo un día de haber comenzado a trabajar y lo segundo... Era sin dudas lo atractivo que mi jefe se veía en esa bodega. Su cuerpo era una obra creada por el mismísimo lucifer. Terriblemente erótico... Tanto que parecía no ser algo sano.

La forma en la que sus largos dedos sostenían el cigarrillo, como su cabello rebelde le daba ese toque desaliñado, era lujuria pura. Gritaba "tóxico" y "dañino" por cada poro.

Me senté en la cama tratando de calmar las voces en mi cabeza y mi pierna no se dejaba de mover. Estaba estresado, no debí acercarme a ver nada. Miré el reloj: eran las cinco de la mañana.

Otra vez no dormí.

El celular sonó y me alarmé al ver el nombre escrito en la pantalla. Con manos temblorosas y mucho, mucho miedo, contesté.

— Estoy frente a tu departamento, sal ahora mismo.

¿Qué? ¿Qué hacía aquí?

Miré mi cuerpo, ¿cómo demonios iba a recibirlo vistiendo un pijama rosa? Maldición, solo pasó un minuto y nuevamente me estaba llamando. Jeon era de los que odiaba esperar y yo me estaba tardando.

Calcé mis pies rápidamente y bajé las escaleras corriendo. Mal día para vivir en un edificio sin ascensor. Con el corazón en la garganta, salí, encontrándome con un deportivo, brillante e intimidante como él, estacionado al otro lado de la calle. Tragué saliva y me acerqué.

Mi aspecto daba vergüenza.

Bajó el vidrio — Móntate — ordenó — abrí y me senté tímidamente en el copiloto.

— Señor Jeon...

— ¿Qué tanto viste? — preguntó de frente, sin mirarme, tenía el brazo puesto en la ventana y la mano se apoyaba en su cabeza.

— No vi nada — mentí.

— Jimin, Jimin, Jimin... Odio las mentiras — esta vez sí me miró y todo mi ser tembló — estuviste en la bodega... Tengo ojos en todos lados.

— Estaba perdido, de verdad lo siento mucho. Solo vi cajas y nada más, salí rápidamente porque sabía que no debía estar ahí.

Asintió serio — Eso fue bastante rápido... — tomó aire — descubriste cosas tan solo en tu primer día; no debiste entrar ahí. Sin embargo, lo hiciste.

— No volverá a pasar...

Me miró, tal vez tratando de descifrar si le mentía nuevamente o no. Sus ojos taciturnos escaneaban mi lenguaje corporal, hasta que finalmente volvió a hablar — Te metiste en la cueva del lobo...

— ¿Q-qué?

— TitanCom no es solo una compañía de telecomunicaciones, tengo otros negocios... Un tanto, ilegales.

— No me importa, señor — estaba ahogado — firmé un contrato con usted y le debo total lealtad, guardaré los secretos que tenga que guardar y velaré para que así se mantengan. Puede confiar en mí — lo dije de verdad. Ese hombre tenía una energía que me hacía doblegar.

— ¿Estás seguro de eso? Además de las mentiras y la impuntualidad, detesto que me muestren intenciones que no son reales.

— Soy real... Póngame a prueba. Haré lo que sea.

Sacó un arma de forma tan rápida que no pude ni siquiera imaginar donde la tenía y la puso en mi garganta. Mi ritmo cardíaco estaba a punto del colapso, sin embargo, no me moví. Quería que confiara en mí, quería conocer sus secretos, quería fundirme en todo lo que él significaba.

When no ones sees' - KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora