Capítulo 44

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   El tiempo parecía avanzar en cámara lenta mientras cada decisión de su vida hacía un recuento en su cabeza. Jimin permanecía sentado en la orilla de la cama, junto al documento de renuncia impreso en una pulcra hoja. Antes de subir al avión que los llevaría a Dubai, decidió enviarle el video que había grabado a Seo-hyun. Por lo tanto, estaba esperando una reacción.

Jimin no era impulsivo; él pensaba todo muchas veces antes de tomar una decisión.

Jimin no se dejaba llevar por emociones y sentimientos fantasiosos; a él le gustaba dominar su sentir.

Jimin no se enamoraba... Nunca lo hacía, pero ahora, realmente odiaba estarlo de su jefe.

El día siguió pasando y finalmente era lunes. Vistió elegantemente como cada mañana y se preparó. No había tenido noticias del pelinegro y eso solo aumentaba su anticipación. Encendió el vehículo y en pocos minutos estaba en la compañía. No parecía haber nada raro, cada quien estaba en lo suyo — Buenos días, ¿el señor Jeon ya llegó?

— Sí, lo hizo temprano. Debe estar en su oficina.

— Muchas gracias.

A pasos calmados, Jimin ingresó a su espacio, encontrando al mayor sentado en su silla. Mantenía los dedos entrelazados debajo de su barbilla mientras los codos le descansaban sobre el escritorio. Su mirada, neutra y tal vez algo cansada, lo escaneó y por primera vez, se sintió cohibido.

— B-buenos días...

— Siéntate — ordenó. El rubio tomó asiento en la silla que estaba de frente y tragó saliva — dime algo, ¿tanto te gusta jugar con fuego?

— Señor...

— ¿Tienes idea de cuánto me ha costado llegar a dónde estoy? ¿Cuánto he tenido que soportar y cuántos muertos tengo encima? Cruzaste la maldita línea — hablaba con calma, solo así, conteniendo su furia y decepción.

— ¿Hasta cuándo pensabas engañarla? ¿O pensabas durar conmigo toda la vida, cogiéndome los martes, jueves y sábados y cogiéndotela a ella el resto de la semana?

— Lo hablamos, Jimin... Hablamos de que estaba casado cuando firmaste el contrato.

— Las personas cambian de perspectiva, Jungkook. No quiero compartirte más. Realmente me enamoré de ti.

— ¡¿Y pretendes que te crea esa mierda?! — golpeó la mesa con ambas manos, poniéndose de pie; perdiendo la calma — los dos sabemos que tú solo amas el poder y el dinero. Lo que dices sentir es completamente falso. Y aún así, nada vale tanto como para mandar al demonio años de sacrificio.

El menor se levantó también y lo enfrentó — ¿Eso acaso no nos hace iguales? ¿La ambición, el amor por el dinero y el poder? ¿A caso tú no estás con ella porque te encanta mantener este estilo de vida? — sonrió.

— Amo a Seo-hyun...

— Mentira... Si realmente la amaras no me habrías tomado como tu sumiso. Si realmente le tuvieras al menos una pizca de respeto no estarías metiendo el pene en otro agujero que no fuese el suyo. Y antes de que digas una mierda más, eres consciente de que me deseas, de que te encanta como te sientes conmigo y experimentas el verdadero poder. Pero he aquí la única diferencia entre nosotros: yo sí voy y sí peleo por lo que quiero. No me quedo estancado por compromiso, tomo lo que necesito y lo que me estorba lo desaparezco. En cambio tú... Eres débil.

— Esto no puede continuar — apretó la mandíbula.

— Ok, pero primero dime: ¿Cómo reaccionó tu linda esposa al ver cómo me follabas tan duro en la sala de juntas? — se burló.

When no ones sees' - KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora