Capítulo 4

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   La tensión era palpable dentro de la camioneta, el conductor manejaba a toda velocidad mientras en el radio de bolsillo se reproducían códigos provenientes de los demás guardaespaldas. El señor Jeon a mi lado texteaba en su móvil y yo solo estaba ahí, existiendo sin saber qué hacer.

Era abrumador pensar en las consecuencias que tendría ese hombre si de verdad mi jefe era como lo imaginaba.

Llegamos a un edificio en el centro de la ciudad y nos bajamos de inmediato, nuevamente seguidos por los otros seis. En el ascensor, el aire se sentía incluso más contaminado, y el único pequeño y delgado que había entre ese muro de músculos y trajes negros de más de 1.80 era yo.

Con pasos seguros, caminamos hacia un departamento, donde fue el señor Jeon quien tocó el timbre, haciéndole señas a sus hombres y sacando un arma. Estiró un brazo y lo llevó hacia mí para colocarme detrás de él y con la cabeza, indicó estar alertas.

— Wang... — el silencio que provenía de ese lugar era una clara afirmación de soledad. Podría jurar que no había nadie — ¡Wang, abre la puerta!

— Señor — me atreví a hablar — creo que no está — me miró con el entrecejo fruncido y con una patada abrió la puerta. Me sobresalté al ver la fuerza tan increíble que tenía y como sin complicaciones la pudo abrir.

Y efectivamente, el departamento estaba solo.

— Señor Jeon, algo no parece estar bien aquí. Me resulta extraño que el contador no esté para recibirnos... — nunca he dudado de mi sexto sentido, y en ese momento, una alarma dentro de mí estaba encendida.

Él no dijo nada pero ordenó comenzar a revisar el departamento.

Sin animos de quedarme de brazos cruzados, también me empecé a mover, buscando alguna pista que nos ayudase. En ese momento, noté algo fuera de lo común en la habitación del contador. Unos cables sueltos y una pantalla parpadeante llamaron mi atención. Así que, siguiendo mi intuición, me acerqué cuidadosamente y descubrí una serie de mensajes de texto alarmantes y confidenciales.

En el computador había un chat abierto, al parecer, ese hombre había salido y volvería pronto o al menos, había olvidado cerrar las pestañas.

— Señor Jeon — lo llamé y él se acercó hasta mi diestra, leyendo lo mismo que yo leía — estos mensajes revelan una conspiración interna que podría poner en peligro la integridad de TitanCom.

— Lo voy a matar... Jodido hijo de puta — apretó la mandíbula, y por primera vez en el día, estaba mostrando un claro semblante de enojo.

— Lo atraparemos — aseguré, brindándole, en un intento vago; una mirada de apoyo. Comencé a teclear en el ordenar, encontrando más mensajes — parece que Wang ha estado operando como un traidor desde hace tiempo. Debemos actuar rápidamente para detener la filtración de información y limitar cualquier daño adicional.

— Necesitamos fortalecer nuestros sistemas de seguridad.

— Déjeme volver a la empresa, me encargaré.

— Andando — miró a sus guardias — encuentren a ese bastardo, lo quiero vivo para que me rinda cuentas y poderselas cobrar yo mismo — volvimos a la camioneta y en un dos por tres estábamos en TitanCom otra vez, a paso firme.

Me puse en marcha, dirigiéndome al equipo de seguridad. Con claridad, les expliqué la situación y les proporcioné los detalles de los mensajes y la conspiración revelada. Juntos, identificamos los servidores externos utilizados para la filtración y trabajamos para bloquearlos y eliminar cualquier rastro de información confidencial.

Además de todo, era muy bueno en informática. Me sentía orgulloso de mis múltiples talentos.

— Es fundamental detener la filtración de información. Bloqueemos y eliminemos cualquier servidor externo que esté absorbiendo nuestros datos. Revisemos de cerca todos nuestros sistemas y asegurémonos de que sean impenetrables — en ese momento yo era como un lider, todos se movían según mi mando y mi jefe vigilaba cada movimiento.

When no ones sees' - KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora