No existe algo más perfecto que las noches de octubre, exploraba el cielo con la mirada perdida en aquel brillante vacío de secretos y misterios, cada estrella titilaba débilmente para proyectar su luz en le negrura de mi perdición. Apagué las luces y encendí un par de velas aromáticas, prefería pasar horas observando la flama hasta que mis ojos se cerraran, respirando el aroma de la añoranza y la nostalgia de mis recuerdos.
La conexión que establecía con mis mascotas superaba cualquier compañía del día, estaba en el sofá con mis dos gatos: Salem, mi bello siamés de ojos azules, y Percy, una linda gatita mestiza que rescaté junto a mi hermana de una zanja, era blanca al igual que Salem. También tenía a mi perrita Fatty en los brazos, una hermosa poodle de colita larga y orejas peludas.
En los últimos días estuve pensando mucho en Antonio, abría la aplicación de WhatsApp y me quedaba viendo nuestro chat con la idea de hablarle, prácticamente nunca hablábamos por ningún medio, pero quería darme la oportunidad de hacerlo. Estaba contando los días de la semana para verlo en la siguiente clase, no era algo propio de mí y me preocupaba lo que comenzaba a sentir mientras fantaseaba con su mirada. Intentaba concentrarme en la realidad, pero Antonio entraba en mis recuerdos para adueñarse de los sentimientos que nacían de su sonrisa.
Tenía bastante tiempo sin manifestar ese tipo de interés por alguien, y me desconcertaba saber si estaba haciendo lo correcto. Repentinamente, recibí un mensaje de Antonio, todo mi mundo se detuvo como si algo muy grande se aproximara a mi espacio. Me emocioné mucho e inmediatamente entré a su chat.
- Hola, Michael... ¿Será que podrías pasarme la tarea del jueves pasado? Perdón por molestarte.
Leí el mensaje ansiosamente y le respondí.
- ¡Claro! –Escribí inseguramente mientras borraba y volvía a escribir, Antonio seguía en línea, esperando mi respuesta. Él estaba grabando una nota de voz que no se atrevía a enviar, terminaba descartando los audios que grababa–. Enseguida te envío la tarea.
Envié el mensaje y velozmente lo leyó, el tick de mi mensaje se puso en azul. Me levanté del sofá y empecé a caminar en círculos mientras esperaba su respuesta.
- Perfecto, muchas gracias, Michael –respondió con un mensaje de voz.
Seleccioné la tarea de mis archivos y la envié con el libro de patologías que siempre leía en digital.
- Descuida –empecé a escribir–. La tarea está enviando junto al libro que utilizo para que tú también puedas estudiar.
Envié el mensaje y lo vio apresuradamente.
- Joder, te amo –dijo en el texto–. Muchas gracias.
Me quedé mirando su mensaje con un silencio incómodo. Le puse un corazón a su mensaje y le respondí fríamente.
- De nada –escribí–, ojalá te sirva de ayuda. Sí necesitas algo más me avisas.
- Ehmm, no te preocupes –respondió con otro mensaje de voz–. ¿Y cómo estás? Quiero saber más de ti.
Escuché su audio y sonreí, poniendo una cara estúpida.
- He estado muy bien –escribí velozmente mientras mis dedos resonaban en la pantalla–, ¿Y tú?
Envié el mensaje y me quedé adentro del chat esperando su respuesta, pero me fijé que ya no estaba en línea... Quizás solo necesitaba la tarea y en realidad no quería hablar conmigo como yo pensaba. De inesperado, un montón de notificaciones llegaron en mi cuenta de Facebook, entré a la bandeja de mensajes y vi que era alguien muy importante en mi vida. Esa persona era mi querida lectora Irene Valle, un bellísimo ser humano que se ganó todo mi cariño y mi respeto, más que una lectora la veía como a una bella abuela que siempre se preocupaba por mí, y para más casualidad me decía que me sentía como un nieto.
Irene, una bella dama de cabello blanco y tez morena, mantenía una radiante sonrisa con la que irradiaba la luz de su ser interior. Me sorprendí tanto que comencé a brincar cuando leí sus mensajes, Irene estaba de viaje por la Antártida con mi primer libro "Un Viaje Sin Retorno". Ni en un millón de años explicaría el sentimiento que tuve al ver sus fotos en aquellos pintorescos glaciales, llevaba mi libro a todas partes mientras lo leía con otros viajeros que la acompañaban en el camino. "Un Viaje Sin Retorno", tiene un valor especial y significativo en mi vida, y el hecho de que alguien lo lleve a lugares extremadamente lejos me hace sentir vivo, es como si una parte de mí estuviese viajando a esos sitios con los que tanto sueño.
- ¡Michael! –Decía su mensaje–. Me he encargado de que te conozcan en cada lugar que visito, todos aman tus libros. ¿Y sabes qué? Mientras yo esté viva el planeta te conocerá porque esa es mi misión, sé que llegarás muy lejos y yo estaré aquí para verte triunfar.
Los mensajes de Irene fueron la anestesia perfecta para mis preocupaciones, sentí paz y por un segundo me creí capaz de todo. Mágicamente, sentí que mi alma salió de mi cuerpo para volar con las ráfagas heladas de la Antártida.
- ¡Wow! –Comencé a escribir con los dedos temblorosos–-. Esto no puede ser real, ¿En la Antártida? ¡No puede ser! Muchísimas gracias, Irene. No sabes lo feliz que me siento, nunca imaginé que algunos de mis libros llegarían tan lejos geográficamente. Tu apoyo nutre mi alma y le da color al oscuro vacío de mis miedos, no sé qué sería de mí sí no me rodeara de personas como tú. Esto me da más razones para vivir, esto lo cambia todo... Esto me hace sentir vivo.
Envié el mensaje y repentinamente, mi madre llegó del trabajo. Al escuchar el sonido de la puerta me levanté y salí corriendo de la habitación, Fatty me seguía juguetonamente mientras ladraba y jadeaba. Mi mamá estaba en la sala, sacando las llaves de su cartera para cerrar la puerta con candado.
- ¿Qué pasó, cariño? –Preguntó mi mamá, dándome un abrazo. Me miró a los ojos e hizo una mueca–. ¿Te pasó algo? Por tu impresión no sé sí es algo malo o bueno. ¿Ahora qué te hicieron los degenerados de la universidad?
- ¡Mamá, es algo magnífico! –Grazné mientras saltaba tomando sus manos, tenía días sin reír–. Y sé que no vas a creer lo que sucedió, pero, primero siéntate, estás cansada, lo sé –dije, llevándola al sofá–. Esto es impactante.
Mi mamá se sentó en el sofá con intriga, ambos gatos estaban en su regazo ronroneado. Le enseñé las fotos de Irene y rápidamente proyectó un hermoso gesto de orgullo.
- Dios mío –expresó con asombro–. Michael, qué hermosas fotografías... ¿Dónde es eso? ¡Es tu libro!
- ¡Lo es! –Convine–. Es en la Antártida. Irene hizo esas maravillosas fotografías. Ella siempre sale de viaje para fotografiar los recuerdos que hace en paraísos como estos.
Mi mamá sostuvo mi teléfono para ver las fotos, levanté a Salem y lo cargué en mis brazos mientras me sentaba junto a mi madre. Fatty comenzó a gruñir celosamente cuando miró a Salem en mis brazos, el gato estaba haciéndome cariños en la cara y eso le molestaba a Fatty.
- Estoy verdaderamente orgullosa de ti –se sinceró mi madre, devolviéndome el teléfono con emoción–. No hay mayor felicidad para una madre que ver a su hijo sonreír, gracias por darme el honor y el orgulloso de ser tu mamá. La Sra. Irene tiene un hermosísimo talento como fotógrafa, mándale muchos saludos de mi parte.
Le di un abrazo a mi madre y no la solté por varios minutos, no me imaginaba una vida sin ella. Soñaba día y noche con sacarla de ese infierno y darle una mejor vida. A veces tenía la necesidad de hablarle sobre mí, pero me aterraba decepcionarla al confesarle mi orientación sexual, aunque era obvio que ella lo sabía.
La mayor parte del tiempo me preguntaba a dónde me llevarían mis pensamientos, todas las noches había una pregunta que me atormentaba hasta no hallar una respuesta... ¿Tenía momentos de felicidad o alegría? Conocía el significado de ambas, pero necesitaba vivir la respuesta para entender la relación que me llevaría a la palabra del amor; por desgracia, siempre que tenía la oportunidad de soñar mi realidad me perdía en lo que tanto temía, no entendía por qué mis debilidades se apoderaban de lo que mi valentía no lograba. No quería ser lo que mis inseguridades decían, sino lo que amaba y me mantenía vivo.
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22 NOCHES
Teen FictionMichael Dantés, regresa a la literatura con uno de sus libros más traumáticos y reveladores. "22 Noches", una obra autobiográfica escrita en la soledad del insomnio, el desamor y la depresión, narra la travesía del autor al enfrentar sus miedos desd...