Mi despertador sonó a las 8:14 AM. Rápidamente, abrí los ojos y di un brinco de susto. Estaba empapado de sudor y la cama tenía mi silueta, me levanté rápidamente y corrí a la ducha para bañarme con agua fría; me sentía raro con respecto al sueño, pero luego recordé que era una de las tantas pesadillas que tenía a menudo. Paulatinamente, fui olvidando mi sueño hasta que no pensé más en él, intentaba no recordarlo para evitar momentos extraños cuando me encontrara con Antonio.
Tenía más nervios de verlo a que me asaltaran en su barrio, igualmente me vestí cool para la ocasión. Me puse mi overol favorito y una camiseta rosa que relucía el color blanco de mis converses, por primera vez en mucho tiempo me vestía de otro color que no era el negro. Me apliqué mucho protector solar y peiné mi cabello de lado; mis gafas estaban torcidas, pero todavía podían darme el aspecto del chico nerd por el que cual todos me conocían.
El protector solar le daba un color más nítido a mi palidezca piel de vampiro deprimido, y por último, guardé mis cuadernos y los libros de medicina en la mochila, casi lo olvidaba. Quise despedirme de Vivi, pero estaba en la escuela, antes de irme le di un beso en la frente a mi mamá y salí por la puerta mientras Salem maullaba para que no me fuera, mi gatita Percy estaba peleando con Salem por subirse a la ventana para verme ir, pero Fatty les ladraba para que dejasen de pelear.
Salí de casa a las 8:45 AM, ni siquiera tuve tiempo para desayunar. No sé cómo hice para salir tan rápido. Saqué el teléfono de mi bolsillo mientras caminaba y le marqué a Antonio, él contestó inmediatamente.
- ¡Buenos días! –Le saludé cariñosamente.
- ¡Hola, Michael! –Dijo su voz con afecto–. ¿Dónde estás?
- Ya voy camino a tu casa, pero... No sé dónde puedo esperarte, sé dónde queda tu urbanización, solo que desconozco la ubicación de tu casa. Por favor, no quiero que me secuestren jajajaja. Y es muy raro que la dirección que me enviaste no aparece en el GPS.
- ¡Jajajaja, tranquilo, Michael! Nadie te va a secuestrar, primero lo haría yo antes de que alguien se adelante. Espérame en el centro comercial, ahí te buscaré en 20 minutos.
- ¡Está bien! –Le respondí, sonando una risa nerviosa y frenética–. Te espero.
- Ahí estaré por ti –galanteó.
Parecía que ninguno de los dos queríamos cortar la llamada.
- Cuídate mucho cuando salgas de tu casa –añadí apaciblemente.
- Tú también, ten cuidado –convino.
Antonio se escuchaba muy contento de que yo fuera a su casa, yo no sabía qué hacer de los nervios.
- ¡De acuerdo! Nos vemos –agregué, cruzando la calle. Ni si quiera me fijé en que casi me arrollaba un camión hasta que escuché la ruidosa bocina sonando con insistencia.
El chofer rugió coléricamente desde la ventana, el viejo gordo y gruñón era muy gracioso, su barba blanca parecía a la de Noé.
- ¡Ten cuidado, bastardo hijo de perra! –Gritó el hombre con la nariz enrojecida, la gente estaba mirándome descaradamente–. ¡Y para la próxima te aplasto los malditos huesos!
No sabía dónde esconder la cara de la vergüenza, todo el mundo estaba riéndose.
- Adiós, Antonio –me despedí ansiosamente, todavía tenía el teléfono pegado a mi oído. Las manos me sudaban–. Debo colgar.
- ¿Quién es ese demente? –Preguntó Antonio con extrañeza–. ¿Estás con alguien?
- No –negué burlonamente–, solo soy yo y mis 22 personalidades.
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22 NOCHES
Teen FictionMichael Dantés, regresa a la literatura con uno de sus libros más traumáticos y reveladores. "22 Noches", una obra autobiográfica escrita en la soledad del insomnio, el desamor y la depresión, narra la travesía del autor al enfrentar sus miedos desd...