22:13 PM.
En un santiamén, abrí los ojos y velozmente aparecí en una extensa ciudad de alta tecnología, era lo suficientemente avanzada como para parecerse a una civilización alienígena. La inteligencia artificial relucía con los cientos de robots que caminaban por las calles, existían automóviles y motocicletas que volaban por los cielos al igual que un avión, los trenes eran tan avanzados que superaban a la velocidad de la luz. Había rascacielos con la arquitectura de altísimos castillos medievales que podían alcanzar las nubes, algunas edificaciones alcanzaban la última capa de la atmósfera hasta sobresalir en el espacio exterior. Las casas más sencillas eran flotantes al igual que las escaleras en forma de espirales, los humanos contaban con un sistema de transporte bastante desarrollado, a través de cápsulas construidas a partir de la más alta tecnología, funcionaban de teletransporte para llevar a la gente a las diferentes partes del mundo y quizá del sistema solar.
Según la escala de Kardashov, para medir el grado de evolución tecnológica de una civilización estábamos en una civilización tipo 2, lo suficientemente avanzada como para estar en un año muchísimo más lejano que el 2022 donde la civilización era de un grado 0, estaba en el año 2222. Los ascensores espaciales ya entraban en funcionamiento y las ciudades bajo el mar se extendían como en la superficie terrestre. La minería espacial ya era común, todos los edificios y casas eran de inteligencia suprema con paneles solares, el transporte por tierra y aire era completamente ecológico basado en la electricidad y el hidrógeno. El clima y todos los fenómenos naturales como terremotos eran controlados, la fuente de energía se basaba en la fusión nuclear, la antimateria y las energías renovables, aprovechándose la energía de los tsunamis, terremotos y de los océanos. La civilización tipo 1 se convertía en una tipo 2 y 3 con las colonizaciones extragalácticas y planetarias, se estaba iniciando la tecnología para aprovechar toda la energía del Sol y de la Vía Láctea. ¿Cómo se supone que sabía y conocía todo lo que veía? Pues, quizá era el resultado de las docenas de libros que me leía sobre ciencias y tecnología.
Me sentía primitivo al venir de una realidad pobre y carente del sentido común, en una civilización donde apenas se discutían temas de religión, sexualidad y política, mientras que en otras ya conquistaban los rincones más herméticos del universo. Aunque me sentía primitivo e involutivo, sabía perfectamente que pertenecía a ese lugar con el privilegio evolutivo de mis experiencias, de mis conocimientos y mi inteligencia. Un sueño que despertaba la realidad de mis imaginaciones, lo sentía real y presente, tanto como para percibir lo mucho que nos falta a los seres humanos para salir al espacio a colonizar las fortunas del cosmos; sería irracional, si todavía no nos respetamos a nosotros mismos es muy difícil imaginar que seríamos capaces de salir del planeta para convivir con otras formas de vida.
Desperté de aquel enigmático sueño que nunca olvidaré y me quedé pensando en lo que tenía en mis manos, mi potencial y mi imaginación, las armas más valiosas que la vida me dio para combatir en esta batalla intergaláctica, porque con ellas podría cumplir las misiones más ambiciosas de descubrir lo desconocido. Me levanté de la cama y me acerqué a la ventana mientras observaba fijamente ese cielo estrellado que me extasiaba, con las pupilas dilatadas captaba la luz de las estrellas y galaxias más lejanas en medio de la oscuridad, pensaba en lo asombroso que era mirar al pasado a través del cielo nocturno, vemos el pasado en los cuerpos celestes porque la luz tarda millones de años en salir de esos objetos para llegar a la Tierra.
Sabía que no podía cambiar la manera de pensar de las personas, pero había algo que sí podía hacer por mí mismo y por la humanidad, cambiar mi forma de ver todo lo que me rodeaba y trabajar apasionadamente para dar el ejemplo de que sí se puede comenzar desde abajo para llegar a lo más alto. Estaba desanimado, decayendo en un amor no correspondido que me confundía, pero nada de eso no era suficiente para hacerme olvidar mi propósito en el mundo por más destruido que estuviera.
Eran las 2 de la madrugada y ya no tenía sueño, así que, decidí quedarme despierto mientras miraba las estrellas y cantaba en silencio mis canciones favoritas, pensaba en ese sueño y sentía que había sido muy real.
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22 NOCHES
Ficção AdolescenteMichael Dantés, regresa a la literatura con uno de sus libros más traumáticos y reveladores. "22 Noches", una obra autobiográfica escrita en la soledad del insomnio, el desamor y la depresión, narra la travesía del autor al enfrentar sus miedos desd...