Epílogo: La ciudad del amor.

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  El avión despegó de Turquía y se adentró en paisajes de ensueño mientras miraba desde la ventana, mi parte favorita fue cuando el avión voló por los cielos de Núremberg, Alemania, el lugar que me inspiró a escribir mi saga "PLÉYADES" y fue el escenario principal de la misma. Estaba entretenido observando la perfección de Rumania y Hungría, el avión volaba a más de 13 mil metros de altura y podía apreciar la belleza de Europa, desde las montañas más altas de Suiza hasta los azulados ríos de Francia.

De inesperado, el avión arribó a los cielos de una impresionante ciudad que capturó mi atención, pensé que se trataba de Frankfurt hasta que desde las alturas vi la perfección de la Torre Eiffel. Mis mejillas se ruborizaron al mismo tiempo que la alegría estampó una gran sonrisa en mi rostro, levanté la mano y la apoyé suavemente sobre mi pecho mientras sentía los acelerados latidos de mi corazón. Hice una pequeña oración de agradecimiento y medité reflexivamente lo que vivía, el miedo desapareció cuando el avión se preparó para aterrizar en el Aeropuerto Internacional Charles de Gaulle. El piloto tomó el micrófono y transmitió un emocionante mensaje a los pasajeros, tenía una preciosa voz que sonaba celestial.

- Bonjour, chers passagers. Bienvenue à Paris! La ville de l'amour et de la couleur.

Hola, estimados pasajeros. ¡Sean bienvenidos a París! La ciudad del amor y del color.

Cuando el avión aterrizó sentí un alivio impresionante, el piloto terminó de hablar y aún escuchaba su voz haciendo ecos en mi mente. Salí felizmente del avión y después de pasar por migración fui por mi equipaje, mi pasaporte fue sellado y me fascinaba ver el sello de la República Francesa. Los oficiales del aeropuerto de París me trataron mejor que los mismos de mi país, cuando estaba en el aeropuerto de Venezuela los agentes me trataron como si yo fuese un peligroso criminal.

Me perdí en el inmenso aeropuerto de París, necesitaba encontrar el tren para moverme al centro de la ciudad, pero irónicamente terminé utilizando el metro que me llevaba a otras partes del mismo aeropuerto. Fue gracioso y estresante, estaba caminando en círculos y no encontraba la salida por ningún lado. Aún estaba mareador por el vuelo y cuando caminaba me tambaleaba como si estuviera bajo los efectos del alcohol. Tenía días y noches enteras sin dormir y el cansancio relucía en mi fisionomía, pero nada podía borrar la sonrisa que traía en mi cara de zombi.

Después de comprar mi tarjeta Navigo para utilizar ilimitadamente el transporte en París encontré la estación del tren, por suerte conocí a una chica de Colombia que también estaba llegando a París y nos unimos para acompañarnos. Ambos estábamos perdidos porque no sabíamos a dónde íbamos, pero nos ayudamos mutuamente, ella tenía internet para usar el mapa y yo el idioma para comunicarnos con los franceses. Nuestros caminos se separaron, pero seguimos en contacto. Nunca olvidaré el nombre de Paola, aunque compartimos poco tiempo vivimos mucho como para recordarnos solidariamente.

Llegué a mi alojamiento y me enamoré grandemente del lugar en el que estaba, las casas eran medievales y las calles tenían un estilo muy colonial. Tuve problemas para encontrar mi alojamiento, por un momento creí que me habían estafado porque no lo veía por ninguna parte y la dirección no concordaba, pero afortunadamente conocí a la Sra. Iris, una francesa con instinto materno que se preocupó por mí cuando me vio perdido.

De casualidad, toqué la primera puerta que encontré y ella salió junto a su hijo para ayudarme, le expliqué mi situación y me llevó en su auto hasta mi hospedaje. La casa en la que me alojaría estaba a unos 15 metros de la suya, fue bonito tener el apoyo de alguien desde el primer momento que llegué.

En casa me esperaba el Sr. William para darme la bienvenida, siempre me hizo sentir en familia desde que llegué a su propiedad, aunque solo había rentado mi habitación parecía que estaba en mi propia casa, el Sr. William me recibió en su hogar con una pizza y me ayudó a levantar mi equipaje. Durante toda la estadía me sentí a gusto, el tren estaba cerca de casa y podía salir cuando quería.

22 NOCHESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora