«Noche de alcohol»

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Cuatro.

Estaba completamente extraña. Damon nos había sacado de la habitación por la tarde, luego de dejarnos durante cuatro horas completamente solos. Y me sentía mal. Porque no podía parar de pensar en lo perfecto que era. Sus palabras, sus labios, sus ojos, sus manos.

Quería todo de él. Negué con mi cabeza ante mis pensamientos. Lo quería, pero no lo podía tener.

Kendall lo había pensado bien, y ella con Damon se estaban dando una segunda oportunidad.

Me miré al espejo. Papá, Mónica, Zoey y yo iríamos a buscar a los chicos al aeropuerto. Mark y Liam llegaban hoy. Mañana era la boda y mi casa estaba echa un lio. Mi tía Jessica, hermana de mi padre y organizadora de bodas, le gritaba a todo el mundo por teléfono antes de que saliéramos de casa. Mis abuelos paternos llegaban hoy y toda la familia de Mónica había llegado desde Canberra hace dos días.

Podía decir que mi tía Jessica era de las mejores tías del mundo. Era tan parecida a mí, y su hija Hayley, era mi copia. Hayley ahora tenía ocho, al igual que sus hermanos, Matt y Alex. Ellos andaban revoloteando por casa con sus juguetes, y todo eso.

—¡Hayley! —Llamé a mi pequeña prima. —Ven aquí princesa.

Ella brincó hasta mis piernas y le acomodé el cintillo de flores en su cabello. Saltó de mis brazos nuevamente, para seguir corriendo junto a sus hermanos.

—Leah, mételos al auto, por favor. —Me pidió La tía Jess. Asentí y le hice una seña a Zoey para que se dignara a ayudarme.

Llamé a Hayley, y a Alex, que eran un poco menos revolucionados que Matt. Zoey tomó al último en sus brazos y caminamos hasta fuera, donde estaba el Jeep de la tía Jess.

—¿Y mi papá? —Me dijo Hayley. Miré hacia dentro buscando a mi tío, Bruce.

—No lo sé, esta dentro. —Le dije colocándole el cinturón de seguridad.

—¿Vamos a buscar a Liam? —Dijo Alex sonriendo.

—Si. —Contestó Zoey sonriendo.

—¡Si! —Exclamaron Matt y el riendo. Mi tío Bruce me dio una sonrisa y me dio las gracias por meterlos al auto. Se subió en el asiento del conductor y lo encendió. Zoey se subió a mi auto –en realidad era de mi papá– y entré a buscar mi celular. Papá tomó sus llaves, y se fue con Mónica al suyo. Conduje cerca de cuarenta y cinco minutos hasta el aeropuerto siguiendo a mi padre. Estacionamos los tres autos juntos y bajamos. Dentro de aproximadamente una hora y media el avión de los chicos llegaría a Sydney.

Hayley, Matt y Alex corrían por todo el lugar mientras sus padres intentaban pararlos. Saqué un billete de diez dólares y se lo pasé a Hayley.

—Hayley, ve allí y compra dulces. Dile a los chicos que te acompañen.

La tía Jess me dio una mirada agradecida, y ella con su esposo comenzaron a hablar con mi padre de nuevo. Me senté junto a Zoey mirando como mis primos corrían hacia un pequeño negocio, a unos metros.

—Tú y yo tenemos que hablar. —Mi amiga levantó sus cejas.

—¿Qué? —Pregunté. —¿Por qué?

—Bueno, el día en que saliste por el vestido volviste rara. Luego te juntaste con Kendall y volviste aún más rara. Y ayer desapareciste gran parte de la tarde, sola, y volviste rara.

—Ah, Zoey. Estás loca.

—No. Cuéntame Leah. —Tomó mi mano. —Soy tu mejor amiga. Confía en mí.

—Confió en ti. —Le dije frunciendo el ceño.

—¿Entonces? —Preguntó. —Sé que es algo con Justin. ¿Qué te traes?

BANG ll: Explosion of love.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora