«Todo estará bien»

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Capitulo veintisiete.


Me removí suavemente cuando sentí que Justin se levantó. Me giré, ¿Por qué se iba? Gemí suavemente. Estaba muy cansada. Muerta, en realidad. En nuestra puerta había alguien pero no hice el esfuerzo por notar quién era. Sentí como Justin se colocaba los jeans que estaban en una silla, y abría el closet para sacar seguramente una camiseta y una sudadera.

Abrí mis ojos.

Sólo veía oscuridad.

Negro, todo. Me hice la dormida cuando Justin salió de la habitación. Eran las cuatro de la madrugada, y no entendía que mierda harían.

—No sé quién es. —era la voz de Damon.

Ambos caminaron con sigilo por la casa. ¿A quién se referían? ¿Dominic o algo por el estilo? Según yo, Dominic aún estaba posiblemente durmiendo dos habitaciones más alejadas de la mía. Lo trajimos en tal estado de shock, que Cassandra y yo creímos por un segundo que tendríamos que llevarlo a un hospital o algo así. No fue necesario, sin embargo.

No alcancé a conciliar de nuevo el sueño. Justin abrió la puerta de golpe y se acercó a la cama. Me ''despertó''. Jadee. Algo malo estaba pasando. Su respiración era pesada, e irregular. Sus puños estaban apretados y su mandíbula tensa. Me miraba con intensidad. Tomó mi cara entre sus manos en un beso malditamente rápido y duro. Y dejo su mano acariciando mi mejilla derecha.

—Escucha muñeca, —susurró. —La policía está afuera.

Algo me vino al pecho. Como un golpe. Un paro. Una clavada, no lo sé. El miedo de perderlo me invadió al instante pero no podía dejarme llevar por el nerviosismo cuando él estaba serio e intentaba explicarme algo.

—¿Qué? —susurré.

—Puede ser por lo de esta noche, o por Barcelona.—colocó un cabello detrás de mi oreja. —Incluso podrían deportarme a Sydney.

—Justin...—el me interrumpió besándome de nuevo. Volvió a colocar mi rostro entre sus suaves manos y me miró a los ojos.

—Escúchame muñeca. —suspiró. —Tú, Cassandra y Kendall se irán ahora. Ponte algo cómodo, saldrán por el patio trasero. Lleva tu celular, y vístete rápido. Cassandra las sacará del país.

Se alejó y plantó un suave beso en mi frente.

Los golpes en la puerta principal me hicieron saltar. Entonces Cassandra y Kendall entraron con rapidez a la habitación. Cassandra gimió cuando me levanté.

—Leah esto es rápido. Debemos irnos pronto de aquí.

Cassandra tenía un bolso colgando de su hombro derecho. Lo tiró sobre la cama. Y miró a mi novio.

—¿Armas?

Justin soltó una maldición y sacó cuatro pistolas. Una de debajo el colchón, otra de la mesa de la noche, y dos del closet. Oh, que escondites más inteligentes. Me levanté con rapidez y me coloqué jeans, zapatillas como Justin dijo, y un jersey gris con cierre y capucha. Acomodé mi cabello y no pude evitar tomar mi bolso. Luego, tome mi celular. Cassandra soltó un suspiro. Kendall se acercó y metió un par de cosas en mi bolso Gucci negro.

—Creo que no quedan armas. —dijo cerrando el bolso.

Tenía miedo, estaba nerviosa y me sentía al borde del colapso. Pero lo que no podía negar, es que, a pesar de ser una situación delicada y cargada de pánico amaba sentir la adrenalina correrme por todo el cuerpo. Justin me besó una vez más antes de que me fuera y sentí un nudo en la garganta que me impidió decirle alguna cosa. No quería que se fuera. No quería alejarme de Justin.

BANG ll: Explosion of love.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora