«Accidente»

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Capitulo treinta y tres.


Justin había conseguido su antiguo departamento. Era realmente maravilloso poder tener nuestro propio espacio. La verdad es que no sé qué le había pasado en cualquier caso. No estuvo apto durante un tiempo, o algo así.

Sentía que por fin iba a estar tranquila. Justo ahora, estaba intentando completar una guía de estudio que tenía que enviar por correo electrónico en menos de una hora. Pero con la boca de Justin en mi cuello, era un poco difícil responder las diez preguntas de cincuenta, que me faltaban.

Justin siguió besando mi cuello, lento, sensual. Mordía un poco y succionaba al siguiente. Tenía un bombón de chocolate relleno con crema de almendras encima del teclado de mi laptop. Lo tome y lo abrí, para luego llevármelo a la boca.

Justin se me quedó mirando, succioné la crema, concentrada en las preguntas que debía responder.

—Haces que a mi mente lleguen pensamientos inadecuados. —dijo con la voz ronca.

Era muy cómodo volver a estar en este lugar. Su antigua habitación. Me traía recuerdos que jamás olvidaría. Esta seguía teniendo esa vista inmensa y preciosa de todo el centro de Sydney.

—¿Porqué? —pregunté leyendo en mi mente la siguiente pregunta, y haciendo click en la que yo creía que era la respuesta. Me llevé otro poco del dulce a la boca y lo saboree.

—Porqué estás succionado ese bombón. —gimió tirándose hacia su lado, quedando recostado entre las almohadas con funda blanca.

Lo miré.

¿Enserio lo hombres se excitaban por una tontería así? Negué con la cabeza, y sonreí, respondiendo otra pregunta. Miré a Justin. Suspiraba, con los ojos cerrados y mirando el techo. Estaba solo en bóxer, y yo un camisón de color rosa, con tirantes y que me llegaba a la rodilla.

—Justin. —lo llamé. La pregunta aún rondaba por mi cabeza. La del dulce, claro.

—¿Si? —se lamió los labios.

—¿Enserio te excitaste por lo del dulce? —pregunté reprimiendo una sonrisa. Él se levantó, apoyándose en los codos y me miró.

—Si. —dijo seriamente.

Solté una carcajada estridente.

—Oh Dios. —me sobé el estómago. Me estuve riendo por unos buenos segundos.

—Puedo excitarme con cualquier cosa que hagas, muñeca. —dijo mirándome. Sonreí, y dejé a la laptop a un lado. Llevé el chocolate a su boca, y lo pasé por ella lentamente hasta que sacó la lengua. Lo probó, y lamió sus labios, mirándome.

—Estoy segundo de que sabe mejor en tus labios.

Oh, ahora lo entendía.

Su voz me ponía caliente por completo.

—A mí me excita tu voz. —dije sintiendo un ligero calor en mis mejillas. Él me sonrió, y cerró la laptop, para después ponerla encima de su mesita de noche. Se me acercó y me besó cerca de los labios.

—Mañana hay que comprar algo para comer. —Me miró. —No hay ni mierda en el refrigerador.

Me reí.

—La pizza estuvo buena. —dije encogiéndome de hombros.

—Tú estás buena. —dijo tirándome hacia él, para lograr sentarme en su regazo. Sentí su erección clavarse contra la tela de mi ropa interior.

BANG ll: Explosion of love.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora