Tsunade iba caminando hacia hospital cuando las vio: Athena y Aya sentadas en un banco. La sorpresa y otra emoción que no pudo determinar la golpearon. ¿Quién iba a pensar que Athena se acercaría tan rápido a su compañera?
Esa imagen la acompañó durante todo el camino. Estaba contenta por eso, ¿verdad? Claro, esa había sido la razón por la que había puesto a entrenar a Athena con ahínco y la había apoyado para que fuera shinobi: para que hiciera amigos y se sintiera bienvenida en la aldea. Pero, entonces, ¿por qué sentía ese nudo en el estómago? ¿Acaso eran celos? Tsunade no había tenido muchos amigos en su vida y, hasta ese momento, no se había percatado de que fuera una de esas amigas «celosas».
Se pasó la mano por la cara. Definitivamente, ya le estaban entrando duro los años. Qué tonterías estaba pensando.
Cuando regresó a su oficina, Athena estaba parada en la puerta.
—Milady, ¿puedo hablar con usted? —La chica se veía preocupada.
—Sí, claro. ¿Te parece bien si lo hacemos mientras nos tomamos algo? Hace rato que no salgo de estas paredes. Y hoy vinieron esos vejestorios a molestar. —Puso los ojos en blanco.
Athena esbozó una sonrisa de complicidad. Claro que sabía de quiénes hablaba y lo que producían en ella.
—Vamos.
Diez minutos más tarde, ya se encontraban en un bar, acompañadas de sake y cerveza.
—Soy toda oídos, Athena.
La chica tomó un sorbo de cerveza.
—Milady, volvió a ocurrir —dijo en voz baja.
—¿El brillo púrpura o el arrebato de ira?
Athena tenía una expresión culpable en el rostro.
—Ambos.
Tsunade inhaló.
—¿Cómo sucedió?
—Pero antes de que se lo cuente, necesito que me prometa algo.
Tsunade entrecerró los ojos.
—No me gusta cómo suena eso.
—Entonces no se lo puedo contar.
Chiquilla impertinente. ¿Cómo se atrevía?
—Está bien —aceptó entre dientes.
—Que no van a haber repercusiones de su parte como Hokage hacia Kenji, pues esto se lo estoy contando en privado.
Tsunade lo pensó por un momento. Sí, eso parecía justo, así que asintió.
La chica le narró los sucesos de aquella tarde. Tal como Tsunade lo había imaginado, el ego de Kenji estaba bastante herido. Ojalá pudiera darle otra lección al muchachito ese.
—Luego dijo algo que me molestó mucho, así que me levanté y lo confronté; pero Aya y Kenji me estaban mirando de forma extraña. Después, Aya me hizo saber del brillo que tenía en los ojos —terminó Athena.
—¿Durante ese evento perdiste la noción del tiempo o no reconociste a tus compañeros como pasó con Neji y Gai?
—No, creo que estuve consciente en todo momento; solo me sentía muy enojada.
Bueno, al menos no había sido como aquella vez.
—¿Qué fue lo que te dijo ese mocoso para que te hiciera perder la cabeza?
Athena se mordió el labio y desvió la mirada.
—Algo acerca de mi madre.
Tsunade la estudió. La chica le estaba diciendo mentiras, pero tampoco la iba a presionar.
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Entre el amor y las sombras
FanfictionTsunade Senju, la poderosa y atormentada Quinta Hokage de Konoha, tras años de aislamiento emocional, se enfrenta a la posibilidad de amar nuevamente. La aparición de Athena, una joven con un pasado doloroso y un misterioso poder, sacude las barrera...