Varias cosas habían ocurrido a lo largo de esas semanas. Athena había retomado sus misiones junto a sus compañeros y continuaba su entrenamiento con ella, que ahora se enfocaba más en fortalecer esas habilidades sensoriales que parecían estar despertando. Su capacidad para percibir el chakra de los demás se expandía día a día, como si fuera una extensión natural de su ser.
En cuanto a su entrenamiento físico, la había vuelto a poner a cargo del especialista en taijutsu Gai, pues ambas habían empezado a percibir lo mucho que Athena se contenía en sus combates. La experiencia de Tsunade la llevaba a saber hasta donde empujarla, pero la chica, a pesar de reconocer que Tsunade era aún más fuerte que ella, siempre tenía el temor de lastimarla.
Sin embargo, había algo que aún la asombraba: la facultad de Athena de percibir sus emociones. Tsunade tenía la teoría de que, al ser ese chakra púrpura una manifestación de las emociones más profundas de la chica, podía conectarse con las de los demás. Lo más seguro era que, con el tiempo, esa habilidad también se extendería hacia otras personas.
En cuanto a su relación, ya habían tenido su esperada cita en el mejor restaurante de Konoha. Tal como Tsunade había anticipado, al día siguiente los rumores se habían propagado como un incendio por toda la aldea; sin embargo, eso no le quitaba el sueño. Ella siempre había sido una figura polémica, acostumbrada a llevar sobre sus hombros una colección de apodos. Añadir «atracacunas» y «depredadora» a esa lista no la perturbaba en lo más mínimo.
Lo que no podía tolerar eran las habladurías malintencionadas dirigidas hacia Athena. En cuanto escuchó el primer comentario venenoso, llamó a los responsables y les ofreció una charla, amable y amena, sobre el respeto. Al terminar, las pobres víboras casi se habían orinado en los pantalones. Tener un carácter tan temido tenía sus ventajas.
No obstante, había alguien que no se dejaba intimidar. Superando su admiración inicial, Hana la enfrentó con determinación y la invitó a cenar para tener la charla de advertencia: «No lastime a mi muchacha». Lejos de ofenderse, Tsunade se sintió profundamente conmovida por el gesto. Le alegraba que Athena tuviera a alguien que la cuidaba tanto, alguien que no dudaría en ponerla en su lugar de ser necesario.
Dejó de lado los documentos que estaba firmando y se pellizcó el puente de la nariz con cansancio. Habían estado tan ocupadas, entre misiones, entrenamientos y la constante atención de la aldea hacia su relación, que solo habían logrado robarse un par de citas y algunos momentos íntimos fugaces. Sin embargo, esos breves instantes estaban cargados de una creciente impaciencia, de una urgencia silenciosa. La forma en que se apretaban la una contra la otra, la intensidad renovada en sus besos y caricias, todo apuntaba a algo que se volvía ineludible: hacer el amor.
Su relación aún era relativamente nueva, pero llevaban casi dos años bailando alrededor de ese fuego, acumulando un deseo que ya no podía seguir siendo contenido. Tsunade sentía cómo su control se desmoronaba lentamente.
Partió la pluma que sostenía en las manos, incapaz de soportarlo más.
***
Esa noche, Athena se había acabado de dar un baño caliente; después del combate con el maestro Gai de esa mañana (en el que el jounin había abierto algunas puertas internas, solo para probar su capacidad), sentía todos los músculos rígidos y doloridos. Con las más recientes ocupaciones de la Hokage y sus propias misiones, ya no solo entrenaba con ella, sino con todo aquel que estuviera dispuesto a enfrentarse a ella y su chakra púrpura. Sentía cómo su poder aumentaba cada día, aunque aún no tenía la habilidad de controlar todo el chakra que poseía. Para eso, quizás necesitaría unos años.
Mientras se ponía la pijama, recordó las caras de sus compañeros cuando les confesó su relación con lady Tsunade. Aya no se había sorprendido, con lo ocurrido en la fiesta, ya había sacado sus conclusiones. Ren, en su estilo característico, le había dedicado una sonrisa pícara, y Kenji, siempre difícil de leer, había mostrado un leve brillo de admiración en los ojos. Athena se preguntaba si, en el fondo, él la respetaba por haber conquistado el corazón de una mujer tan arisca y poderosa como la Hokage.
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Entre el amor y las sombras
FanfictionTsunade Senju, la poderosa y atormentada Quinta Hokage de Konoha, tras años de aislamiento emocional, se enfrenta a la posibilidad de amar nuevamente. La aparición de Athena, una joven con un pasado doloroso y un misterioso poder, sacude las barrera...