Muchas veces se había sentido agradecida de haber entrenado a una aprendiz tan competente como Shizune, pero, aquel día, ese sentimiento la golpeó con más intensidad. Su asistente había llevado a cabo la cirugía con éxito.
En el momento en que escuchó a Athena respirar sin dificultad, el alma le regresó al cuerpo. Ahora que estaba fuera de peligro, podía revisar sus otras heridas y al fin indagar sobre lo ocurrido.
Un enfermero entró.
—Lady Tsunade, vengo a informarle que los demás integrantes del equipo se están recuperando y la princesa no presenta herida alguna.
Tsunade arrugó el entrecejo y le lanzó una mirada inquisitiva a Shizune.
Su asistente le agradeció al hombre por el informe y le pidió que se retirara. Luego miró a Tsunade.
—Milady, la hija menor del señor feudal del País de la Hierba estaba con ellos.
—¡¿Qué?!
—No tuve tiempo de preguntar mucho al respecto, pero creo que Aya nos podrá dar la información que necesitamos. Era la que en mejores condiciones se encontraba. —Shizune bajó la mirada hacia Athena—. Ella la mantuvo viva.
Eso era cierto, concordó Tsunade. Si la chica no hubiese detenido la hemorragia ni hubiese sido cuidadosa al transportarla, Athena no habría sobrevivido.
Cuando abrió la puerta para salir al pasillo, se sorprendió de ver a Aya allí sentada.
La chica se paró como un resorte.
—¿Cómo está Athena, lady Tsunade?
—Está fuera de peligro. Solo queda esperar que salga por completo el aire de los pulmones.
Aya se pasó las manos por el rostro.
—Gracias a Dios —suspiró.
Tsunade se movió para sentarse y le hizo un gesto a la chica para que también lo hiciera.
—Aya, ¿qué fue lo que ocurrió? ¿Por qué la hija del señor feudal estaba con ustedes?
—Ay, milady. Esa es una larga historia.
Resultó que la misión no había sido tan simple como se la habían descrito a Tsunade. La persona que contrató los servicios de Konoha le dijo que solo era un cargamento de productos destinados a ser vendidos en la Aldea de la Hoja. Tsunade no le había prestado mucha atención, ya que era algo recurrente; Konoha tenía tratos comerciales con el País de la Hierba, después de todo. No obstante, el equipo Kenji fue emboscado de camino a Konoha. Fueron capaces de repeler el ataque, pero quedaron atrapados en una casa abandonada. Estaban confundidos, pues un cargamento de esa índole no llamaría la atención de ninjas tan poderosos. Decidieron, entonces, examinar la mercancía que llevaban. Allí descubrieron a la princesa, que había pactado con uno de los mercaderes para que la sacara de la aldea sin conocimiento de su padre. Era una muchacha de 18 años, rebelde y sin responsabilidades, que deseaba escaparse de la disciplina de su progenitor. No obstante, el mercader la engañó y, junto a otros cómplices, contrató a unos ninjas para que atacaran el cargamento y secuestraran a la princesa.
Tsunade apretó la mandíbula. Maldita mocosa. No solo había puesto en peligro a Athena y a otros ninjas de la Hoja, sino que ahora tendría que lidiar con un incidente internacional.
—No sé cómo pasó, milady, pero en un momento estábamos todos en esa casa, y en el otro, Athena había desaparecido y Kenji vino a decirnos que debíamos marcharnos. —Aya tenía las manos apretadas en puños sobre su regazo—. Según él, Athena los iba a distraer mientras nosotros escapábamos. Pero ni Ren ni yo nos movimos. Le dijimos que de ahí salíamos todos o ninguno.
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Entre el amor y las sombras
FanficTsunade Senju, la poderosa y atormentada Quinta Hokage de Konoha, tras años de aislamiento emocional, se enfrenta a la posibilidad de amar nuevamente. La aparición de Athena, una joven con un pasado doloroso y un misterioso poder, sacude las barrera...