Capítulo 19

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19

Levanto mi toalla hacia mi cabello mojado mientras salgo del baño y entro a nuestra habitación sospechosamente silenciosa

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Levanto mi toalla hacia mi cabello mojado mientras salgo del baño y entro a nuestra habitación sospechosamente silenciosa. Por un momento, me pregunto si Faye decidió tener una habitación propia después de todo, pero luego noto un movimiento a través de las grandes puertas corredizas.

Hago una pausa y me tomo un momento para estudiarla, disfrutando de mi posición fuera de su campo de visión. Lleva un camisón corto de seda negro que se pega a su cuerpo con cada movimiento, e incluso desde aquí, puedo decir que todavía está tan nerviosa como antes. No estoy seguro de si el champán aliviará sus nervios o los empeorará.

Faye levanta la vista cuando salgo, y sus ojos se agrandan cuando aterrizan en mi cuerpo casi desnudo. Estoy en nada más que un par de bóxers negros, y esa mirada en su rostro hace maravillas con mi ego.

Me veo a mí mismo y ahueco la parte de atrás de mi cuello.

―No uso pijamas para ir a la cama, y tenía tanta prisa cuando empaqué que olvidé traer ropa de casa. Al igual que a ti, me avisaron con muy poco
tiempo, pero si te sientes incómoda puedo volver a ponerme el traje.

―N-no ―dice, arrastrando la mirada hacia otro lado, con las mejillas sonrojadas.
—No fue mi intención ver. Lo siento mucho.

Le lanzo una sonrisa pícara y niego con la cabeza.

―Puedes, ¿sabes? Eres la única mujer en el mundo que tiene todo el derecho de ver todo lo que quieras. Soy tuyo, después de todo.

Sus ojos se abren un poco y reprimo una sonrisa mientras agarro la botella de champán. Soy muy consciente de ella mientras saco el corcho, notando la forma en que salta por la sorpresa.
Le entrego una copa y levanto la mía.

―Probablemente deberíamos brindar, pero ¿por qué?

Ella inclina la cabeza ligeramente, perdida en sus pensamientos por un momento. Se ve tan hermosa parada aquí, con esa seda negra pegada a sus pezones desnudos y su cabello largo y ondulado cayendo alrededor de su pequeño cuerpo como una especie de maldito halo oscuro.
Su belleza es irreal, y tengo que obligarme a ver hacia otro lado.

―Por la brisa del verano, las nuevas experiencias y por nosotros ―susurra finalmente.
—Lo que sea que eso pueda implicar.

Un resoplido suave y divertido escapa de mis labios, y choco mi copa con la suya, mientras nuestros ojos se encuentran.

―Por nosotros, Faye.

La observo mientras ambos tomamos un sorbo, y la forma en que sonríe en su copa hace que mi corazón lata un poco más rápido. Es tan raro que ella sonría en mi presencia que me encuentro saboreando el momento.

Faye se sienta en el gran sillón lounge redondo en la esquina y yo me siento a su lado, con su muslo rozando el mío. Caemos en un cómodo silencio, ambos bebiendo champán mientras el sonido de las olas rompiendo llena el aire, y una suave brisa hace bailar su cabello.

UN MATRIMONIO NO DESEADO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora