Capítulo 44

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Veo el saldo bancario en mi aplicación bancaria con incredulidad, y un nuevo tipo de emoción recorre mi columna vertebral

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Veo el saldo bancario en mi aplicación bancaria con incredulidad, y un nuevo tipo de emoción recorre mi columna vertebral. La cantidad es sorprendente, pero estoy aún más sorprendida de que Nam Joon me lo haya dado. Puso el dinero en una cuenta nueva registrada exclusivamente a mi nombre, en lugar de guardarlo y administrarlo él mismo. A veces, todavía es difícil creer que él realmente no es como mi papá y que algunas de las cosas que me parecen normales no son nada saludables.

Nunca he tenido tanto dinero a mi disposición, y esta pequeña muestra de libertad es adictiva. Podría hacer lo que quisiera con él. Podría comprar ropa para mi próximo concierto sin sentirme culpable por gastar el dinero de Nam Joon... o podría hacer algo mucho más escandaloso y comprarme una casa. Un refugio seguro, un lugar que solo yo conozco, un lugar al que podría ir cuando necesite escapar.

Por una fracción de segundo, imagino una vida de verdadera libertad, una en la que no estoy atada a los Jeon. Bailaría bajo la lluvia y viajaría por Europa en tren, tocando cada piano abandonado que encontrara sin que nadie supiera quién soy y cuánto tendrían que pagar para verme tocar en un concierto. Perseguiría cada pasión, cada interés, y no tendría que sentirme mal por eso.

Si hubiera tenido esta cantidad de dinero hace años, ¿me habría escapado? A menos que So-hee viniera conmigo, no habría podido llevarme a las niñas hasta que fueran mayores de edad, y no creo que las hubiera podido dejar atrás. Muerdo mi labio mientras cierro mi teléfono. ¿Podría salvarlas todavía?

Salgo de mis pensamientos cuando suena el timbre, y momentos después Lauren conduce a una So Sa-ra cojeando a la sala de estar, y así,
todos mis sueños se desvanecen en polvo, borrados por la realidad de la que no puedo liberarla.

―¡So Sa-es!

Ella me ve, y me congelo a medio paso, confundida por el veneno que me está dirigiendo.

―Faye ―murmura, su expresión transmite culpa y condena.

Mi corazón comienza a latir fuera de mi pecho mientras la culpa se filtra lentamente, haciendo que mis hombros se hundan, mientras todo mi
cuerpo responde a sus acusaciones silenciosas.

―Te ves genial ―susurra, con la voz entrecortada.
—Te extrañé, ¿sabes? Pero dudo que sientas lo mismo.

―Por supuesto que yo también te extrañé ―me apresuro a decirle.
—Te he estado llamando y enviando mensajes de texto todos los días, pero has sido muy breve conmigo y no estaba segura de qué hacer.

Me acerco a ella, solo para que se estremezca de dolor en el momento en que mis manos rozan sus hombros. So Sa-ra se tambalea hacia atrás y aprieta la mandíbula, las lágrimas se acumulan rápidamente en sus ojos oscuros.

―¿Qué pasó? ―le pregunto, temiendo su respuesta.

Ella empuja cuidadosamente sus mangas hacia atrás, revelando innumerables moretones, cada uno de ellos un castigo destinado a mí.

UN MATRIMONIO NO DESEADO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora