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Maxímo y Bill tocaron el timbre de la mansión, despues de escapar de la mortífera mordida de la reja poseida, las puertas principales se abrieron junto con un horrible chirrido y una gran ráfaga de viento los empujo hacia atrás mientras un grito fantasmal recorría el área

-FUERA DE AQUIII

-quien lo diría tiene un espíritu en la mansión

-¿espíritu? -pregunto Bill

-es el alma de una persona, comúnmente muggles que se niegan a abandonar el lugar donde vivieron y murieron, los magos usualmente suelen realizar rituales para guiarlos al más allá, sobre todo cuando son agresivos como el que esta aquí -explico el mago mayor

Sin mas preguntas e ignorando al espíritu malvado, los dos entraron por las puertas dañadas hacia la sala, mientras caminaban pisaron una alfombra de oso polar, la cual les rugió y mordió la bota del pantalón de Bill, Maxímo solo pudo atinar a reírse mientras el menor luchaba por liberarse de la alfombra.

-a Fred y George les encantaría esta alfombra - observo el pelirrojo recordando a sus hermanos gemelos

-no lo dudo muchacho, esos chicos son propensos al caos

Una vez libre de las fauces del oso, continuaron su andar por la terrorífica mansión, habían muchas cosas curiosas y malditas por todo el lugar, había una tortuga con dos cabezas, un alce con los cuernos chuecos, el retrato de algún tipo de ser peludo, el cuadro de una mujer siendo quemada en la hoguera y un frasco de ojos encima de la repisa.

-a mi madre le daría un ataque si viera este lugar, hay mucha magia oscura, pero aun así no se siente distinto a mi hogar, tiene ese em aire familiar y acogedor... un acogedor raro - comentó el adolescente

-si los Addams tiene ese efecto en la magia negra, son tan excéntricos y tienen tan poco sentido de la auto conservación, que cualquier cosa mortífera o peligrosa termina siendo un juego de niños para ellos, hasta hace un par de siglos atrás si no recuerdo mal, antes de todo el problema de ministerio de magia prohibiendo la magia negra y la regulación que se estableció para el uso de objetos malditos, los Addams tenían un buen negoció de adquisición de artículos ocuros, si querías algo que podía matarte ellos lo tenían, lo mismo si querías deshacerte de algo ilegal

El peli rojo escuchó todo con atención, poco después comenzaron a llamar a alguien que estuviera en la casa, ya que nadie parecía querer acercarse, después de unos minutos, aparecio un hombre enorme, Bill no pudo evitar recordar a Hagrid, el hombre estaba vestido con un traje negro y camisa blanca, caminaba lentamente, tenia la piel pálida y de un tono verdoso, así como unos ojos hundidos y pequeños.

-buenos días, venimos por parte del banco para maldecir la casa soy Maxímo Brokman y mi aprendiz William Weasley, ¿usted es? - se presentó el mayor

-Largo, mayordomo, seguirme

Sin más el gran hombre comenzó a subir las escaleras, haciendo rechinar la madera de la misma por su peso, fueron guiados justamente a la segunda habitación del segundo piso, la misma a la que los otros magos les habían dicho que no entren.

-aquí, habitación de Harry, maldecir para cumpleaños - explicó Largo

-por su puesto nos haremos cargo, ¿los dueños tienen alguna preferencia?

-muy maldito, peligro es mejor, escalofríos y cosas caer

Sin nada más que decir Largo se fue caminando hacia el otro lado, mientras los dos entraban a la habitación.

Esta estaba llena de muñecas, algunas de porcelana fría, otras de tela, títeres de madera y algunos peluches, todos eran viejos y tenían ojos inquietantes, las ropas sucias y gastadas, a algunas incluso les faltaban partes de sus cuerpos o la cabeza.

-este lugar parece el cuarto de juegos abandonado de una niña - comentó Máximo alzando un títere de tela

-¿Quién tiene tantas muñecas?

-no tengo idea, pero comencemos, los duendes mencionaron que también había que maldecir un lago y el cementerio

Bill afirmó y los dos se separaron para comenzar, maldiciendo una por una las muñecas del lugar, para después pasar a las habitación, fue en ese momento, mientras Maxímo maldecía un peluche de oso con dos cabezas, que Bill vio a una muñeca la mas grande y hermosa que se encontraba en la habitación, a diferencia de las otras a esta no le faltaba alguna parte de su cuerpo y sus ropas no estaban gastadas y viejas.

La muñeca tenia el tamaño de una niña de 6 años, el cabello castaño claro liso caía con gracia por su espalda, tenia  unos listones de color rosado sobre su cabeza y una camisa a medio abotonar que dejaba un blanco y delicado hombro a la vista, con una falda de color rosa claro, medias blancas y pequeños taquitos negros.

Lo que llamaba mas su atención eran los enormes ojos verdes y los delicados labios pintados de rojo, que combinaban hermosamente con el tenue sonrojo de sus mejillas.

Estando en un trance del que no era consiente, Bill coloco una de su manos en la pálida mejilla, el frio choco contra el calor de su mano, él quería ver a la muñeca mas de cerca por lo que tuvo que agacharse para poder ver mejor los detalles

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Estando en un trance del que no era consiente, Bill coloco una de su manos en la pálida mejilla, el frio choco contra el calor de su mano, él quería ver a la muñeca mas de cerca por lo que tuvo que agacharse para poder ver mejor los detalles.

Cuando su respiración estaba sobre el rostro de la delicada muñeca de porcelana, esta se movio de una manera tan brusca apuntando sus enormes ojos verdes en su direccion, que el termino asustándose y grito mientras se caída de espalda ocasionando que los muñecos que estaban a su lado se dispersaran por todos lados.

La muñeca vio eso y comenzó a reírse por su travesura, mientras que Maxímo le apuntaba con su varita, estaban a nada de hechizar a la linda muñeca cuando la voz baja y encantadora de Morticia llamo su atención.

-Harry cariño que te hemos dicho de jugar con los trabajadores, espera a que terminen su trabajo, por que no vas con Merlina y Pericles a al cementerio a desenterrar los huesos del abuelo Mortus - dijo la mujer regañando suavemente

-si tía Morticia, hasta luego señores, espero que mis muñecas los ataquen - comentó divertido el menor

Sin más salió de la habitación dando saltitos y sin molestarse en subirse la camisa para tapar su hombro desnudo, todo eso bajo la atenta mirada del adolecente de cabello rojo que no dejaba de ver a la linda niña que se asemejaba a una muñeca de porcelana, ignorando por completo como su maestro esta peleando con los juguetes que se subían por sus piernas y como los peluches a su alrededor explotaban y se prendían en llamas, Harry Addams si era una linda y nefasta muñeca.

Harry AddamsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora