adaptación- cenizas - JenLisa

XXIX

Después de haber llorado cada una hasta que sus ojos se secaron, se pusieron al día en una conversación en la que no tardó en salir el tema de sus padres. Lisa se limitó a explicarle que estaban en Tailandia y que era lo justo y necesario que quería saber de ellos.

Además de esto, la rubia la invitó a pasar dentro de su casa y así ver a sus padres que no sabían que la morena había regresado. Aunque Lisa quería saludar a Milika y a Gordon, rechazó la oferta para despedirse de Rosé con un abrazo del que le costó trabajo desprenderse. Antes de que la rubia se olvidase, le dijo que su cumpleaños se celebraba el sábado de la semana siguiente junto al de Jennie.

Fue mencionar a la morena de gatunos ojos verdes y comenzar a notar cómo su ritmo cardiaco aumentaba notablemente. Cumpleaños doble. Eso era lo que Jennie había estado haciendo y saber que estaba invitada le produjo un sentimiento extraño.

Los días en adelante hasta la tarde del viernes, dos días después de aquel encuentro, no pudo evitar reprimir una sonrisa que todos en la clínica habían notado. Al llegar a casa la misma noche del cumpleaños de Rosé, llamó a su hermana poniéndola al corriente de la situación. Lo mismo hizo al día siguiente con Namjoon el cual bromeó acerca de que no iba a quedarse manco.

La relación con Jieun había sido un poco más cercana esos dos días hasta tal punto de confesarle ésta que nadie en su familia, ni sus amigas con las que compartía piso, sabían acerca de su enfermedad, por eso le había pedido a Lisa como un favor, que sonó más a suplica, que la acompañase al hospital esa misma tarde. Y ahí se encontraba la chica de profundos ojos marrones conduciendo hasta el lugar citado por Jieun.

Realmente para Lisa no había sido ningún inconveniente acompañarla y menos en dichas condiciones pero en su interior tenía miedo de traspasar la barrera impuesta anteriormente. Hasta ahora, en las conversaciones que habían mantenido se habían limitado a hablar de la vida de la rubia y pocas veces de la morena comentando de ésta que vivía sola y que tenía un gato. Jieun fue la primera que no se sorprendió por ello, ya que desconocía sus antiguos gustos.

-"¿Llego muy tarde?" preguntó nada más aparcarse donde Jieun la esperaba.

-"Para nada, queda casi una hora para mi turno, solo es que quería estar antes" explicó sentándose en el asiento del copiloto. "¿Te importa?" preguntó preocupada.

-"Sin problemas" respondió Lisa sin más volviendo a acelerar.

Minutos más tardes se encontraban atravesando las puertas cristalinas y automáticas del hospital. Realmente la morena no sabía para qué habían ido allí exactamente pero por la inseguridad al caminar de su recepcionista, sabía que no se trabaja de una simple citación médica para hablar de su tumor.

Hacía tiempo que no visitaba el hospital principal de la ciudad, exactamente unos ochos años. La última vez que estuvo allí fue para salir con el brazo escayolado después de una no tan agradable conversación con su padre. Obviamente fue Jennie quien la acompañó a base de una mentira en la que aseguró haberse tropezado por las escaleras. Con el paso de los años se había dado cuenta de que había sido una excusa terrible, pero aun así, la de gatunos ojos verdes nunca llegó a preguntar al respecto.

Abrumada por la cantidad de empleados que recorrían los pasillos del hospital de un lado a otro, se dejó guiar detrás de Jieun sabiendo que ésta conocía el camino mejor que ella. Cuando el letrero con la palabra 'Oncología' estuvo frente a ellas consiguiendo que se pausasen en seco, Lisa apretó el hombro de la rubia con fuerza mostrándole que no estaba sola. Jieun no hizo más que regalarle una sonrisa.

Caminaron lentamente por el pasillo con pequeñas salas a los alrededores sin desprenderse del contacto físico, que aunque la hiciera sentir un tanto incómoda, comprendía que a la chica de ojos azules no. Pocos segundos después estaban sentadas en las mismas sillas como las que ocupó en la sala de espera del veterinario de urgencia. De nuevo Jennie en su mente.