XLVIII

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En el momento en el que sus ojos se encontraron, ambas se quedaron mirando durante escasos pero intensos segundos. Fue entonces cuando, inconscientemente, Jennie, se mordió el labio inferior. Mismo instante en el que Lisa lo notó.

Algo dentro de ella se despertó, algo llamado ilusión, pero no podía estar en lo cierto. No podía ser verdad debido a los hechos. No podía creer que la artista se lo estuviese mordiendo por tener ganas de besar, tal y como el dicho decía. Pero fue aquella ilusión que la llenó de esperanzas, la misma que se las quitó.

Rápidamente, Lisa volvió a la realidad dándose un buen golpe con ella: Jennie se casaba en menos de dos meses. Mismo pensamiento que la llevó a carraspearse la garganta, antes de separarse del cuerpo de su exnovia, permaneciendo todavía en la cama.

Aunque la de gatunos ojos verdes hubiese notado el rostro apagado de la odontóloga, no fue eso lo que la llevó a fruncir el ceño, sino el pequeño rastro de sangre que había en la misma zona de la almohada, donde Lisa había mantenido apoyada la cabeza mientras dormía.

-"Tu-tu ceja" dijo abriendo los ojos, a la misma vez que se levantaba de la cama rápidamente.

-"Mierda" respondió la más alta, llevándose los dedos índice y anular hasta dicho lugar, notando cómo estos se volvían un poco húmedos.

Sin darle tiempo a que la artista dijera algo más, Lisa salió corriendo de la habitación para dirigirse al cuarto de baño privado que ésta tenía, al igual que la suya. Jennie, sin saber qué hacer, permaneció en la cama inmóvil hasta que escuchó un 'joder' proveniente de los labios de su exnovia. Mismo en los que se había quedado embobada segundos atrás.

Según recordaba Lisa mientras se miraba al espejo, el pequeño corte que tenía en la ceja se había abierto más por el impacto contra la arena al caer de la tabla. Intentando tapar la diminuta hemorragia, fue a coger un poco de papel pero la voz irreconocible entre cientos de personas, la detuvo.

-"Déjame ayudarte" repitió tal y cómo había hecho la última vez, llegando rápidamente a su lado.

Antes de poder responder, Jennie sacó del botiquín que había atornillado a la blanca pared alicatada, un par de gasas junto con un bote de agua oxigenada para desinfectar la herida. Segundos después, Lisa notó cómo el tejido de la gasa hacía contacto con su ceja provocándole un pequeño escozor. No pudo evitar soltar un pequeño gruñido.

-"¿Estás bien? ¿Te duele?" preguntó Jennie con una dulce voz.

Misma que llevó a Lisa a un recuerdo que no podrá olvidar jamás, por mucho que le hubiese gustado en los últimos siete años.

Flashback.

Llevaba varias semanas pensando con detenimiento qué prepararle a su novia. Era consciente de todo lo que ésta hacía por ella, y cómo la consolaba sin pedirle ningún tipo de explicación. Habían llegado a discutir algún par de veces por el tema de la confianza para contárselo, pero Lisa siempre negaba que hubiera otro motivo que no fuese sus bajones diarios.

Mentira. Todo era una mentira.

Y cada día era más consciente de ello, por lo que ahí estaba, sentada en un banco de su jardín. Jennie en pocas ocasiones pisaba la casa de la morena de gatunos ojos marrones, por lo que ésta misma había aprovechado el viaje de sus padres junto con su hermana menor, para preparar algo. Según los señores Manobal, su hija no se merecía tener la oportunidad de viajar junto a ellos.

Por eso se encontraba allí, en ese mismo instante, esperando a que diese la hora concreta para escuchar el timbre de su casa. Había citado a su novia a pasar la noche con ella, algo que hacían más de dos veces a la semana, pero nunca a solas ni con otras intenciones, al igual que esa misma noche. Fue entonces cuando lo escuchó, dirigiéndose a la puerta principal.

adaptación- cenizas - JenLisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora