XV. Movie Night

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—¿Estás seguro? —preguntó Martin, mirando a Juanjo con una mezcla de duda y apoyo.

Juanjo asintió, frunciendo los labios con determinación. Martin le tomó la mano y la apretó con fuerza, tratando de darle ánimos.

—No tienes que hacerlo si no quieres. Ellos ni siquiera han mencionado querer conocerlo... —dijo Martin, intentando tranquilizarlo.

—¿Todo bien? —preguntó Bea, acercándose con una expresión de preocupación al notar la tensión en el aire.

Ambos se soltaron rápidamente, intentando disimular su nerviosismo.

Habían quedado los seis en la cafetería del centro, la favorita de todos, sin un motivo particular, solo para pasar la tarde y relajarse del estrés universitario. Juanjo y Martin se adelantaron para conversar un poco antes de que el resto llegara y así tener algo de privacidad.

—¡Bea! —exclamó Martin, abrazándola con cariño—. Sí, solo estaba aprovechando un rato con él antes de que lleguen Ruslana y Álvaro.

Juanjo soltó una carcajada—. ¿No se supone que tienes un rollo? —bromeó, burlándose de la atención que Martin le prestaba.

Martin frunció los labios y asintió con resignación—. Sí, pero ya me está aburriendo. Creo que volveré a hacerte caso... —dijo, siguiendo la broma.

Bea levantó las cejas, sorprendida—. ¿De verdad has terminado con tu ligue? —preguntó, interesada.

Martin aprovechó para ir al baño, necesitando refrescarse antes de que llegara el resto de sus amigos. Se sentía nervioso; casi habían sido descubiertos por su culpa, y sabía que debía controlarse, pero no podía evitarlo cada vez que veía los ojos vulnerables o la sonrisa perfecta de Juanjo.

Al salir del baño, se encontró con una situación inesperada. Álvaro y Kiki ya estaban allí, junto a los otros dos.

—Buf, es que no me pasaba algo así desde que me enamoré de este —dijo, señalando a Juanjo con la cabeza, con lágrimas en los ojos.

Martin llegó y encontró a Juanjo y a Kiki abrazando a Álvaro, mientras Bea le pedía un té para tranquilizarlo. El sevillano estaba en un llanto profundo, con la cara roja y los ojos hinchados, rodeado de pañuelos.

Lo primero que pensó Martin fue que habían descubierto todo. Su corazón comenzó a latir muy rápido y el sudor empezó a invadir su frente.

—¿Qué ha pasado? —preguntó al acercarse a la mesa, temiendo que Álvaro le gritara.

—Marts —lloriqueó el sevillano, pidiéndole un abrazo. Martin se lo dio cuando sus otros amigos se separaron un poco—. Soy la persona más desgraciada —exageró, volviendo a llorar.

Juanjo acarició su espalda mientras negaba con la cabeza—. Paul lo ha rechazado porque es hetero —explicó, mirando a Martin con pena y culpa.

—¿Por qué los únicos hombres que han llegado a moverme la vida tienen que ser heterosexuales? —soltó, recurriendo a los pañuelos nuevamente—. Primero Juanjo y ahora Paul...

Juanjo frunció los labios con pena. Martin quería cogerle la mano y decirle que no era su culpa, que su amigo estaría bien.

—Alvi —suspiró Martin, tratando de consolarle—. Estoy seguro de que está confundido. Yo lo veía muy interesado en ti...

Kiki asintió—. Todavía no lo habéis hablado. Solo ha sido el shock del momento.

Álvaro negó con la cabeza—. Una mierda, no quiero volver a pasar por lo mismo. ¿Sabéis todo lo que sufrí por Juanjo?

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