XXIX. Apariencia

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Apariencias, apariencias, apariencias...

Martin pulsó la flecha para publicar la nueva historia del día: una foto suya sonriendo recién despierto con el texto "morning" y un sol como emoji.

Todo lo que tenía que hacer para mantener las apariencias. Por un lado, tenía a sus amigas, no quería estar dándoles explicaciones de por qué no salía de su cama, ni por qué no tenía ganas de comer; así que intentaba levantarse cada día con una sonrisa más falsa de lo que jamás se hubiera imaginado. Comía porque debía, no porque tuviera hambre, y, sobre todo, tenía que fingir felicidad, que era lo que menos tenía en ese momento.

Por otro lado, debía mantener la apariencia con Juanjo, hacerle ver que por su parte nunca se había enamorado, que ya hasta lo había olvidado, e intentaba tratarlo como a un amigo más, sin volver a ser descarado ni lanzar comentarios coquetos. Eran amigos y ya. Aunque muy en el fondo le dolía, le dolía tener que ver la mirada confundida cada vez que soltaba un "tío" o un "chaval" al dirigirse a él, sabiendo ambos que semanas antes le llamaba "Juanji" o apodos ñoños en forma de burla. Y tampoco ninguno podía olvidar cuando Martin le dijo "mi amor" por primera vez.

Al parecer, todo esto estaba dando buenos resultados. Sus amigas no habían notado su cambio de vida, Álvaro había vuelto a ser el mismo con Juanjo, iban de un lado a otro siempre juntos, y el grupo continuaba como siempre, tal como quería.

El tema de Álvaro era una encrucijada para Martin. Entre ellos al parecer todo iba bien, todavía ninguno de los dos había dado el primer paso para aclarar las cosas. Probablemente el sevillano quería hacer como que no se había enterado de nada y continuar en su burbuja de felicidad, y Martin prefería que así fuera, pero no podía culparle por sentir un poco de resentimiento cada vez que lo veía. Hasta había encontrado muchas formas en las que Álvaro le desagradaba, cosas que antes ni se le habrían pasado por la cabeza.

Martin volvió a mirar su móvil, decenas de mensajes que tenía para contestar: Ruslana le preguntaba si había puesto la lavadora, Chiara le pedía que escogiera una foto para postear, Bea le decía buenos días y le recordaba lo mucho que lo quería, Lucas le pedía verse, y Alex lo invitaba a las previas que haría en su nuevo piso.

Ninguno de Juanjo.

Suspiró, recordando que hace una semana lo primero que veía al despertar eran sus mensajes. Quiso ser masoquista y volvió a ver la última conversación que tuvieron, como había estado haciendo cada mañana desde ese día.

| Esto que haces, ¿de aparecerte en los sueños? ¿lo haces solo conmigo o no soy tan especial...?

| Tonto, no eres el único, Alex me contó que soñó una vez que yo era un actor famoso, y él gritaba "Martin, Martin" y yo nunca le hice caso.

| Jajaja, eso no es un sueño, es una premonición, solo espero que sí le hagas caso cuando pase. Iré a desayunar con Denna, te veo en la tarde, ¿vale? Solo quiero besarte...

| Y yo solo quiero besarte a ti, no pienso en otra cosa.

Sus ojos se volvieron a llenar de lágrimas al recordar lo pastelosos que podían llegar a ser.

Ya no se escribían, pero continuaban viéndose junto a sus amigos. Sin embargo, sus interacciones se basaban en puro formalismo: "Hola, ¿cómo estás? Me alegro, chaval. Nos vemos después". Nadie había percibido la tensión que emanaba en el ambiente, a excepción, por supuesto, de Álvaro.

                   𓇢𓆸𓇢𓆸𓇢𓆸

—¡Mis neneeeees! —llegó gritando Álvaro al reconocer a sus amigos sentados bajo un árbol de la facultad—. He quedado con Paul aquí, necesito que pruebe los croissants —explicó.

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