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Aleksei se despertó al escuchar un gran revuelo abajo y corrió por el pasillo. Llegó justo cuando Boris estaba arrastrando a Dante.

—¡Suelta al niño! —gritó Aleksei, lanzándose hacia su padre y golpeándolo con todas sus fuerzas.

Boris, aturdido, soltó a Dante momentáneamente. Aleksei aprovechó para abrazar al niño.

—Quiero que te vayas a tu habitación rápido, ¿comprendes? —le susurró Aleksei a Dante antes de soltarlo. 

Pero Dante estaba en shock y no podía moverse aunque quisiera.

—¡En mi propia casa, bajo mi propio techo, conspiran contra mí y me traicionan! —gritó el padre, sintiéndose tan ofendido como traicionado.

—Yo nunca te traicioné, padre. Él...

—¿No me traicionaste? ¡Entonces cómo explicas que tengo que enterarme por una simple criada de la verdad? —lo acusó interrumpiéndolo.

—Pretendía decírtelo, solo quería...

—¿Pretendías? ¡Estabas escondiendo a ese maldito niño de mí! ¡¿Cómo se te ocurre?! ¡Soy tu padre! —Boris gritaba furioso mientras se acercaba a Aleksei.

—¡Él no tiene culpa de lo que su padre hizo! ¡Solo tiene 12 años! —gritó Aleksei, empujando a Boris.

Boris respondió con un golpe que hizo que Aleksei sintiera el sabor de la sangre en su boca. Aleksei tosió y vio cómo Amanda se llevaba a Dante, quien, al ser consciente, comenzó a llamar a Aleksei una y otra vez, hasta que fue sacado de la vista de ambos hombres.

—¡El niño no tiene la culpa! —Aleksei intentó justificarse, pero Boris no escuchaba. 

Aleksei llevó sus manos al cuello de su padre, decidido a ahogarlo, a matarlo y así terminar con el sufrimiento que siempre había vivido.

Si tan solo él no estuviera, todo sería mucho más fácil. Podría cuidar a Dante como merece, no tendría esta maldita carga, no tendría que esforzarme tanto en un trabajo que no deseo, si tan solo...

Aquellos pensamientos fueron interrumpidos al recibir un fuerte rodillazo en la entrepierna, dado por su padre, lo cual lo descolocó. Boris aprovechó y se zafó del estrangulamiento, girando las tornas.

Le propinó a su hijo una fuerte bofetada que se escuchó por todo el lugar, seguido de eso lo agarró del cabello con brusquedad y empezó a arrastrar su cuerpo como un saco de boxeo por todo el suelo.

—¡Eres un bueno para nada, Aleksei! ¡Te lo di todo, influencia, riqueza y poder! 

—¡Nunca te lo pedí, nunca lo deseé! —gritó con desesperación, tratando de zafarse del agarre de su padre.

—¿Que no me lo pediste? ¡Incluso te defendí de tu madre, no solo de ella, sino de todos ellos, de todo lo que te hicieron! ¡¿Y así es como me lo pagas?! —gritaba Boris.

—¿¡Qué demonios está pasando aquí!? —gritó una voz gruesa y demandante.

Demian apareció y apartó a Boris de Aleksei, quien se limpió rápidamente las lágrimas que se acumulaban en sus ojos. No quería verse más patético y miserable de lo que ya estaba siendo.

Demian se acercó a él y lo rodeó con sus brazos, intentando calmarlo.

—Déjalo en paz, Boris. ¡Ya le has hecho suficiente daño! —dijo Demian con voz firme.

—¡No te metas en esto, no tiene nada que ver contigo!


Mientras Tanto, En Otro Lugar...

Obligados a amarseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora