—¿Qué demonios acaba de pasar? —preguntó Jake en cuanto entraron de nuevo a clase tras el incidente, la sorpresa aún pintada en su rostro.
—No lo sé... Nunca lo había visto tan molesto —murmuró Dante, preocupado, más para sí mismo que para responderle.
Él también estaba intranquilo. No podía quitarse de la cabeza la imagen de Aleksei, tan perturbado, tan fuera de sí. ¿Qué había pasado? ¿Por qué se veía así? Su primer impulso fue sacar el móvil y escribirle, pero se detuvo. ¿Me dirá la verdad? a veces Aleksei evitaba contarle las cosas para no preocuparlo.
—¿Ese no es el mismo hombre que una vez vino y armó un escándalo en clase? Se llevó a uno de nuestros compañeros, ¿recuerdas? —comentó alguien detrás de Dante.
El comentario hizo que un escalofrío recorriera su espalda. Lo recordó perfectamente. Aleksei lo había sacado de clase, muy terco y casi arrastrándolo, por culpa de Ben. Esa vez pensó que volvería a hacer lo mismo. De hecho, lo había esperado... pero esta vez no ocurrió. Y, sorprendentemente, deseaba que hubiera pasado. Quería correr tras él, alcanzarlo y calmarlo, decirle que todo estaba bien, como tantas veces había hecho.
Entonces las palabras del psicólogo lo atravesó. "no puedes hacer todo por él. No eres responsable de curarlo ni de arreglar su vida." Era cierto, pero no podía evitarlo.
—Es verdad —dijo otra chica—, lo vi esta mañana besando a un alumno, pero no pude ver quién era.
Dante sintió un nudo en el estómago al escuchar eso, y su corazón empezó a latir más rápido.
—¿No me digas que alguien de la escuela está saliendo con ese tipo? —preguntó una voz curiosa, provocando risas entre algunos de los compañeros.
—No lo sé, pero ojalá fuera yo —soltó otra chica, riendo. Dante sintió su pecho apretarse aún más.
—¿De verdad estarías con alguien como él? Es tan imponente... hasta da miedo.
—Claro que sí. Está buenísimo. Lo he visto unas tres veces y siempre va vestido increíble. Seguro es rico. ¿No recuerdan que les conté que mi hermana sale con un hombre de 40 y ella apenas tiene 20?
Dante dejó de escuchar en ese momento. Las chicas habían empezado a hablar sobre la hermana de alguien, pero los celos ya estaban ardiendo en su interior. Intentó prestar atención a la clase, pero su mente seguía volviendo a Aleksei y al extraño suceso. No pudo concentrarse ni por un segundo.
Al final de la jornada de clase, Dante llegó a casa. No era lo que esperaba: en lugar del silencio habitual, el ruido de ollas y sartenes provenía de la cocina. Había intentado sonsacarle a Ciro lo que había sucedido, pero se mantuvo más cerrado que una tumba. Frustrado, Dante suspiró y se dirigió a la cocina, donde encontró a Aleksei revolviendo ansiosamente en los armarios.
Aleksei llevaba unos pantalones largos de chándal negros, y el torso desnudo, apenas cubierto por vendas que se ajustaban a sus músculos tensos. Su cabello aún estaba ligeramente húmedo, y la visión provocó que Dante se mordiera el labio, sin poder evitar devorar con la mirada cada detalle de su cuerpo. Los comentarios de las chicas de la escuela resonaron en su mente, provocando un ligero deseo que comenzó a arder en su interior.
—Las galletas de chocolate no están allí dentro —dijo Dante, rompiendo el silencio y haciendo que Aleksei, concentrado en su búsqueda, se sobresaltara.
Levantó la cabeza, su expresión de sorpresa rápidamente se transformó en una vergonzosa incomodidad, y su rostro se tiñó de rojo, como si lo hubieran atrapado en medio de algo inapropiado.
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Obligados a amarse
RomanceObligados a casarse por decisión de sus padres, se ven forzados a convivir bajo el mismo techo. La convivencia está marcada por constantes discusiones y enfrentamientos, ya que ninguno de los dos está dispuesto a ceder. Cada encuentro se convierte...