—Gracias por traerme, de verdad lo pasé muy bien. Nos vemos el lunes —dijo Jake al bajar del coche, sonriendo mientras cerraba la puerta al llegar a su casa.
—No fue nada, yo también me divertí mucho. Descansa, y claro, hasta el lunes —se despidió Dante mientras el coche se ponía en marcha nuevamente.
Eran las tres de la madrugada cuando tanto Dante como Aleksei decidieron que la noche había llegado a su fin. Aleksei, después de varios tragos de más, apenas podía mantenerse en pie. Ahora roncaba plácidamente apoyado en el hombro de Dante, completamente ajeno a su entorno.
Ciro se había quedado en el club para llevar a Sara y Alba de vuelta. Mientras ellos ya querían irse, las chicas insistieron en quedarse un rato más.
Dante, aunque cansado, se sentía satisfecho. La noche había superado sus expectativas. Era la primera vez que salía como pareja con Aleksei en un entorno social amplio, y había sido un éxito. Presentó a Aleksei a sus amigos, y nadie los juzgó ni hizo comentarios incómodos. Se sintió libre, feliz.
—Se supone que el que debería haber terminado así eras tú, no él —murmuró Demian desde el asiento delantero, mirando a Aleksei con irritación.
—No me dejó tomar ni una gota de alcohol —respondió Dante, divertido.
—A duras penas pude beber la copa de champán que me dió.
—¿Cómo te iba a dejar si parece que él se bebió todo el club? —contestó Demian, claramente molesto.
Dante no pudo evitar reírse. Sabía que Demian veía a Aleksei como una especie de hijo al que debía proteger, algo que siempre lo enternecía.
—No te pongas así, lo necesitaba —dijo Dante, acariciando con ternura la cabeza de Aleksei—. Ha pasado por mucho últimamente.
Demian apretó los labios, reconociendo que Dante tenía razón. Sabía que, de no ser por él, Aleksei habría terminado mucho peor durante esos meses difíciles. Sin embargo, no le parecía justo que un chico tan joven tuviera que cargar con tanto.
—El mes que viene es tu cumpleaños, ¿verdad? —preguntó Demian, cambiando de tema.
—Sí, finalmente seré mayor de edad. Aunque... no es como si pareciera tener diecisiete —respondió Dante con una sonrisa divertida.
—Eso es cierto —admitió, pero de repente se quedó callado, como si hubiera querido decir algo más.
—Oye... ¿alguna vez has pensado en...?
—¿Pensado en qué? —preguntó Dante, alzando una ceja, intrigado.
—Nada, olvídalo —dijo rápidamente, sintiendo que había metido la pata.
—Mejor dime, ¿qué quieres de regalo de cumpleaños?
—No tienes que darme nada, Demian, de verdad —respondió Dante con sinceridad.
—Vamos, piénsalo. Todavía tienes un mes para decidir. —Damián sonrió, sin darle espacio a discutir.
—Está bien, lo pensaré —aceptó Dante, aunque sabía que no pediría nada especial.
Cuando finalmente llegaron a casa, Aleksei se despertó de mala gana al sentir que lo movían. Bajó del coche medio dormido y, con un humor claramente irritado, masculló algo incomprensible mientras caminaba hacia la puerta. Estaba molesto por haber sido despertado de su "perfecta" siesta sobre Dante.
Al llegar al dormitorio, Aleksei se dirigió directamente al baño. No se molestó en vestirse al salir; simplemente se puso una toalla alrededor de la cintura y se dejó caer en la cama como si el día hubiese terminado ahí.
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Obligados a amarse
RomanceObligados a casarse por decisión de sus padres, se ven forzados a convivir bajo el mismo techo. La convivencia está marcada por constantes discusiones y enfrentamientos, ya que ninguno de los dos está dispuesto a ceder. Cada encuentro se convierte...