27

26 1 0
                                    



JANE

Las luces en la ciudad brillaban más que nunca, y el espíritu navideño inundaba hasta el último rincón. Volver a New York fue una bofetada de realidad, la ansiedad atacaba mis sentidos y el simple hecho de saber que mi pequeño hermano contaba con solo horas de vida me hacía restarle total importancia a mi existencia.

El tiempo pasaba más rápido de lo normal, podría apostarlo, pero no había manera de cambiar esto. Al llegar a casa, nos esperaba un gran árbol rodeado de obsequios y decoraciones navideñas por doquier, confundida fruncí el ceño hasta que recordé..... Bill.

— Que bonito Jane, tu casa me gusta un poquito mas ahora. — Bromea James.

Miro a Bill fugazmente y digo en voz baja "Gracias" dejando que solo lea mis labios.
James se acerca al árbol y lo rodea en pasos detenidos para así poder mirar cada detalle, toma uno de los regalos y lo sacude, intentando adivinar qué es lo qué hay dentro.

— ¡Son muchísimos!

— ¿Por qué no lees las notas? tal vez así sepas para quien son. — Dice Bill.

James emocionado comienza a buscar fuera de los obsequios cualquier rastro de tinta, se que lo encuentra cuando sube la mirada hacia nosotros y abre la boca en señal de sorpresa.

— ¿Son todos para mí? — Grita

— ¿Wow James, será que eres el pequeño mejor portado en todo el mundo? 

Corre a Bill y sube a sus brazos en un rápido brinco.

— ¿Acaso santa no trajo nada para mi nena? — Pregunta Bill acercándose a mi.

Sonrío nerviosa y veo como James se emociona al bajar fugazmente de sus brazos para intentar encontrar un regalo con mi nombre.

— ¡No puede ser Jane, también hay para ti! — Grita. — Creí que santa no traía nada para los adultos...

Bill y yo reímos al escucharlo, siento sus manos tomar mi cintura y acercarme mas a él, como si eso fuese posible.

— Bueno, parece que será una navidad muy divertida. — Digo. — debemos preparar todo, solo tenemos un par de horas.

— Bill y yo nos encargaremos de la cena, cierto Bill? — Suelta James casi de inmediato.

— Así es, pequeño.

Los observo intentando digerir la ternura con la que aquellas palabras han salido de sus bocas, pero me abrumo al instante e intento huir.

— Mmh, iré a... tomar un baño.

Camino por el pasillo arrastrando levemente mis pies, casi inmediatamente siento los pasos de Bill seguirme por detrás a un ritmo un poco más acelerado, entro a la habitación y tomo mi ropa, ignorando la presencia tan obvia de aquel sueco.

— ¿Que pasa? — Preguntó bloqueando la puerta.

— Gracias por todo esto, Bill, no tenías que hacerlo y tampoco debes quedarte para navidad si no quieres, por favor no te sientas obligado a...

— Quiero que se sienta amado. — Dice mirándome, veo en sus ojos una capa de lágrimas amenazando con salir. — No hay nada detrás de eso, solo cariño.

PREJUDICE | BILL SKARSGARDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora