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Media noche.

Salimos del restaurant, miles de personas seguían ahí, esperando por el.

Reporteros se acercaban a nosotros haciendo miles de preguntas por segundo, me sentía tan enfadada con todo esto, que simplemente me acerqué a un micrófono y dije:

— Bill y yo somos amigos, chicos, mejores amigos... como... como hermanos! Si... no hay nada que ver por aquí!

Escuché la risa de Bill detrás mío y sentí como me tomó de la cintura inesperadamente, los flashes de aquellas cámaras se descontrolaron.

Camino a mi casa tuvimos que tomar algunas rutas distintas, ya que era peligroso que alguien nos siguiera hasta allí.

Había un silencio profundo en el auto, hasta que el habló.

— Habrá una fiesta en casa de Gustaf esta semana..

— No tienes que invitarme por compromiso, apenas nos conocemos. — bufé.

— Quiero hacerlo.... quiero que me acompañes.

— Bien.

—Bien... — trató de imitarme, a lo que yo reí — espero verte allí.

— Trataré — sonreí. — a tu familia parecen gustarle mucho las fiestas.

Reímos.

Llegamos a casa, la tensión se hacía cada ves más fuerte, pero no era de forma negativa.

Caminamos hasta entrar, el hizo algunas señas para entrar solo, lo cual me pareció tierno.

— Muchas gracias, Jane —Sonrió.

— No hay de que, es solo un favor — sonreí igual.

Saco una tarjeta de su bolsillo y la acercó a una de mis manos.

— A cualquier hora y cualquier día.

Eran dos números telefónicos, debajo de estos estaban sus iniciales grabadas en color oro, si que era un tipo extravagante.

— Wow realmente exageras — reí burlona, lo cual el siguió.

— Debo irme ya — Continuó sonriendo — Gracias Jane, por aceptarme esta cena.

— De nada Istvan, me divertí.

— Igual yo...

Se acerca a mi con todo el cuidado del mundo, sus dos manos en mis hombros me hacen preguntarme a qué le tiene tanto miedo. Me abraza delicadamente y al separarnos toma una de mis manos con delicadeza, al darse cuenta de eso la suelta inmediatamente como si estuviera hecha de fuego. Me sonríe una última vez y lo veo desaparecer por la puerta sin decir mas.

PREJUDICE | BILL SKARSGARDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora