4

66 5 0
                                    

Me arreglaba frente a el gran espejo en mi habitación mientras Harry daba vueltas detrás mío. Lucia bastante bien, nada formal, solo muy presentable.

— ¿Por que tantos nervios? — pregunté volteando a verlo mientras intentaba poner aquel pendiente en mi oreja izquierda.

— Sabes yo... yo sigo sintiendo nervios...

— ¿Por Eija?

— Si — contesta levantando las manos de forma rápida — no importa cuantas veces la vea, sigue haciéndome sentir así....

— Se llama estar enamorado, Harry. — respondo con nula emoción en mi voz.

— Deberías encontrarte a alguien, ¿tú qué sabes de estar enamorado?  — dice parando de caminar en círculos — Pareces no conocer el amor de ninguna otra forma que no sea como mejor amiga.

— ¿Qué hay de James? — pregunto con burla en mi voz — ¡Por dios amo a mi hermano también! — rio mientras volteó al espejo de nuevo.

— Sabes de que estoy hablando — suelta seco — Date una oportunidad.

— Por ahora solo quiero enfocarme en traer a James conmigo, no tengo tiempo para un romance de mierda.

Lo veo sonreír en su reflejo, me conocía tan bien.

La fiesta de cumpleaños de Bill ya había comenzado, íbamos tarde. Terminé de arreglarme para bajar fugazmente las escaleras, Harry ya había encendido el auto y me esperada dentro de este.

— ¿¡Que esperas Jane?!

Lo escucho gritar mientras hay una batalla entre yo y las llaves de la puerta principal. Subo al auto al lograr cerrar aquella gran puerta escuchando a Harry reír una vez más.

La entrada no fue para nada difícil, solo mostramos aquella pequeña tarjeta que venía dentro de la carta, nos dejaron pasar enseguida, al parecer ya conocían a Harry.

— ¿Ya habías venido por acá? — pregunto incrédula.

— Solo una vez. — responde.

— Genial, siempre ocultándome cosas — respondo divertida.

Estacionó su auto en uno de los mil estacionamientos, era un lugar demasiado amplio, se veía más grande que en la televisión.

Había niños por todas partes, muchos puestos de comida y música en el volumen perfecto, era como estar soñando.

Entramos a la enorme casa, parecía estar llena de familia cercana, todos conversaban con sonrisas en sus rostros y sin dejar de mirarse los unos a los otros. Nos acercamos a Eija y sus hermanos, My no parecía estar por aquí.

— ¿Donde está My? — pregunte volteando con Eija.

— Oh claro, lo olvidaba — sonrió — esta por allá.

Apuntó a un pequeño kiosco con luces doradas que se alcanzaba a percibir por la ventana.
Agradecí con la mirada y salí de la casa. Eran casi las 8 pm, el sol estaba a nada de desaparecer por completo, al parecer la fiesta había comenzado desde temprano, ya que varias personas salían por aquella puerta con caras llenas de cansancio.

Iba acercándome al kiosco mientras lograba percibir a varias personas con la mirada. My cenaba con algunos de sus hijos y su esposo, Stellan.

— ¡Cariño que bueno que viniste! — dijo My con una sonrisa de oreja a oreja.

Yo subía los escalones de aquel kiosco con pena, las miradas se tornaron a mí.

— ¿Como haz estado? — se inclina para abrazarme — ¡Siéntate, siéntate! Estamos a punto de cenar.

PREJUDICE | BILL SKARSGARDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora