PREJUDICE | BILL SKARSGARD

26

     

| JANE |

— Paris, Francia.

Dos días después, nos encontrábamos en Paris. El venir aquí había sido siempre un sueño para James, pero nunca antes se cumplió por obvias razones.

FLASHBACK

— ¿Cuál es su sueño más grande? — Preguntó Bill.

James dormía en mi habitación plácidamente.

— Paris, siempre ha querido subir la torre Eiffel. — Respondí con lágrimas en los ojos.

FIN DE FLASHBACK

Al siguiente día, Bill tenía todo preparado para irnos en el primer vuelo directo a Paris. No hubo preguntas y tampoco dudas sobre que haríamos, cuando o como, no importaba nada, solo el hacer feliz a James.

El sonido de la Polaroid siendo tomada por Bill hace reír a mi pequeño hermano, vuelve a su asiento y continúa cenando, mientras observamos la torre Eiffel, que se encuentra frente a nosotros.

— Jane. — Me llama James.

Lo miro y levanto ambas cejas, respondiendo a su llamado.

— Es tan bonita como tú. — Dice señalando la torre.

Lo abrazo y froto una de mis manos en su espalda con delicadeza. Bill toma otra foto y deja que esta salga para meterla dentro de su cartera, la cual se ha convertido en un álbum de fotos a punto de explotar.

— Es incluso más bonita que esa estúpida torre. — Responde Bill, haciéndonos reír.

— Basta chicos. — Digo tapando mi rostro. — Me harán llorar.

El día había estado lleno de amor y calma, comíamos todo lo que se nos era ofrecido y caminamos cientos de metros por la ciudad. El hotel que Bill había reservado estaba Justo frente a la torre Eiffel, dándonos la mejor vista que pudiésemos pedir.

Las actividades no cabían en nuestro día a día, paseos en bicicleta, cenas en el palacio de Versailles, caminata con animales exóticos, cruceros nocturnos, y sobre todo, subir y bajar la torre Eiffel cuantas veces James quiera.

Nos mantuvimos alejados de lo demás, era raro el momento en el que alguno de los dos tomaba su celular, pues era lo último en lo que pensábamos, queríamos estar presentes para el pequeño ser que me llenaba de luz cada vez que sonreía.

Los días pasaron rápidamente, en un abrir y cerrar de ojos, tan sólo faltaban 3 días para navidad. El estado de salud de James no había sido algo que pudiésemos percibir hasta aquel viernes, 22 de diciembre. Pidió que nos quedáramos en el hotel, pues se sentía cansado, su piel palideció de un día para otro y la energía con la que cargaba los primeros días en Francia había desaparecido, así que Bill y yo decidimos volver a New York tan pronto como sea posible.

| BILL |

Jane permanecía en la alcoba de la habitación con James entre sus piernas, había sido una semana perfecta, pero la energía del pequeño había disminuido radicalmente. No sabíamos en qué momento podía dejarnos, pero lo mejor era comenzar a tomar precaución y tener el mayor cuidado.